EL CINE BÚLGARO – UN ANTES Y TANTOS DESPUÉS

Aún siendo búlgara o exactamente porque lo soy, creo firmemente que el cine de mi país es, por lo general, malo. Por esto, siempre que me sorprende alguna película bien hecha, me alegro y trato de difundirla lo máximo posible. Actualmente, el trabajo de la última generación de los realizadores búlgaros está luchando por recuperar la fama de nuestro cine. Y hablando de cine, será mejor empezar desde el principio. Sin duda, hay una división cronológica que se tiene que tener en cuenta siempre. Es el año 1989, en que se acaba la dictadura comunista.

Hay un trauma en el inconsciente colectivo de los directores búlgaros de la época post totalitaria que hace que siempre traten los mismos temas, haciendo unas películas de exagerado realismo, algo que me hace recordar el obligatorio realismo socialista de los directores de los años 50-90. Casi todo iba de campesinos trabajadores y sonrientes. Quizá exagero un poco porque la verdad es que la censura comunista nunca ha conseguido parar por completo la critica voz de los realizadores de aquellos años.

En los finales de los 50 Binka Zhelyazhkova es una de las pocas mujeres en nivel mundial que hace largometrajes. La chica mala del cine búlgaro, cuyas películas profundizan en temas como los derechos humanos, la libertad, las ideologías y los sistemas políticos. Una de sus mejores películas – La Piscina del 1977, refleja los problemas de los difíciles años de maduración y las complejas relaciones humanas. Durante el régimen totalitario fueron creadas una de las más divertidas y auténticas comedias búlgaras, seguramente no les prohibieron porque los responsables no llegaron a captar las indirectas y la ironía de los creadores.

La película Calor del año 1978 dirigida por Vladimir Yanchev y la Numerar a los conejos salvajes, hecha en el año 1973 y dirigida por Eduard Zahariev. El mejor ejemplo de la ironía del cine búlgaro de aquella época es la segunda, Numerar a los conejos salvajes, una abierta critica de las absurdas exigencias burocráticas. Cuenta las aventuras del funcionario Asenov que llega a un pequeño y perdido pueblo con la ridícula tarea de contar a los conejos salvajes de la región.

No se puede hablar de cine búlgaro sin incluir a la película Ayer. El filme nos traslada a la Bulgaria de los años 60 en pleno auge del socialismo, en un instituto bilingüe inglés. La época de los Beatles y Rolling Stones y de la revolución sexual. Es una preciosa película sobre el amor, el deber y el honor, ambientada en la problemática de la sociedad socialista búlgara.

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La última película de esta época, del antes de 89 que hemos incluido es Tiempos de Violencia. Está basada en el libro de Anton Donchev y se estrena en 1988 bajo la dirección de Ludmil Staikov. Es una película repleta de símbolos, que reconstruye los detalles la invasión turca en el siglo XVI, pero a la vez, trata a los temas como el parricidio, el odio fraternal, y la paradójica imposibilidad de la existencia de un solo un Dios para todas las gentes.

Después de 1989, tristemente, la falta de censura no lleva automáticamente a la creación de buen cine, es más bien al contrario. En el duro proceso de transición se vive en un caótico vacío existencial , así que saltamos estos 10 anos, y en nuestro ciclo introducimos fimes ya de la época de postransición.

Misión Londres, es una película que ensancha los parámetros de los conceptos de insensatez y absurdo. Se parece a un filme de Guy Ritchie pero aliñado con la torpeza de tipos criminales de los Balkanes y de una élite política totalmente inadecuada e ineficiente.

Muy distinta como enfoque, pero también hecha para el gran público, es la película El Mundo es grande y la salvación nos acecha de cada esquina. Es una película que habla de la emigración desde un punto de vista distinto, cuenta la historia de Aleks, quien con la ayuda de su carismático abuelo emprende un viaje en bicicleta hacia Bulgaria, hacia sus raíces pero también hacia si mismo.

La última obra cinematográfica que quiero comentar es Piezas del Este. De alguna manera es una película biográfica – el protagonista principal, Hristo Hristov, interpreta a sí mismo – pintor que lleva anos con dependencia a la heroína. Su novia, una actriz tontita, que le quiere pero no le entiende, también interpreta a sí misma. Lo demás ya es pura ficción. La película, que habla también de problemas como el chovinismo nacional, los skinheads, la corrupción, es dirigida por Kamen Kalev, el mejor amigo del pintor. Quizá el efecto más dramático lo añade el hecho que después del rodaje Hristo fallece de una sobredosis. Se puede bajar sin problema de http://stagevu.com/ pero con su título ingés Eastern Plays, también viene con subtítulos en inglés.

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Una película triste para el final. Pero así se quedará mejor el concepto de que el buen cine búlgaro es, realista, sincero ácido y crítico.

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