‘A PIE DE CALLE’: FOTOGRAFÍAS DE ALTOS VUELOS

Un sábado que amanece aparentemente soleado pero poco a poco se va nublando. Es de esa niebla densa, blanca pero seca, que no presagia lluvia, tan común en la primavera de Madrid. Hace calor, demasiado para estas fechas. Y las mangas cortas empiezan a dejar entrever una piel blanquecina, escondida tanto tiempo bajo abrigos tupidos y jerséis de punto. ¿Qué mejor que dar la bienvenida al buen tiempo bien cerca del cielo, viendo todo el Madrid de los tejados y los edificios infinitos? Nos vamos a la azotea del Círculo de Bellas Artes para explorar las obras de la exposición fotográfica de A pie de calle.

Cuesta enfocar la mirada en los cuadros con este día tan claro (aunque no despejado) y con la tentación de retar al vértigo asomándose para otear el horizonte y las calles de Madrid desde esa altura. Por eso recomiendo cuchichear todas las esquinas habidas y por haber de la azotea y ya sí empezar a disfrutar de las instantáneas que quedan flotando junto a las vallas de seguridad…ya que en Madrid, ‘Aquí no hay playa’ (como la imagen de Pereira en la que dos chicas están tiradas en un tupido césped)

A pie de calle muestra dos ciudades diferentes, el Madrid en blanco y negro de Luis Pereira y la Barcelona a todo color de Enrique Muda. Dos ciudades diferentes y dos autores diferentes que en cada una de sus instantáneas plasman su visión de la urbe que retratan. Por un lado, Luis Pereira muestra un tono más desenfadado, jugando con las visiones bizarras y espontáneas que las calles de la capital ofrecen para aquel que sabe verlas (o atraparlas con el objetivo). Así, nos encontramos con un juego de visiones, la identificación de los viandantes con objetos de la propia calle o con situaciones provocadas por la casualidad, esa infiltrada que a veces es tan irónica además de sorpresiva. La mayoría de las fotografías de este autor esconden una risa o una ligera sonrisa pícara ante el buen ojo del autor.

Un hombre hablando por teléfono en una cabina cuya fotografía promocional es la fotografía a tamaño natural de una mujer que también está hablando por teléfono, una monja que «piensa en verde» u otra que se ve atacada por la tentación; un señor sentado enfrente de un escaparate de maniquíes femeninos vestidos con ropa ligera… Luis Pereira sabe cómo sacarle todavía más partido a sus instantáneas y propone títulos como ‘Cuelga tú; no, tú’ para la primera o ‘Bien acompañado’ para la última. Llama la atención que sus fotografías, tan jocosas e irónicas sean en blanco y negro mientras que las de Enrique Muda, más reflexivas, que no invitan tanto a la sonrisa, sean a todo color. Eso sí, los nombres se limitan a darnos la pista sobre el lugar en el que está disparada la fotografía.

Barcelona es color y es instante. Enrique Muda capta el momento justo en el que algo mágico y fotográfico ocurre: una paloma cruzando la cabeza de una mujer que lleva a un niño en la ‘Carretera de Sants’ o una de las más impactantes, no por su rareza, si no por su cotidianeidad incómoda: un hombre tirado en la ‘Calle Pelayo’ al lado de un cajero, dormido en una postura tétrica mientras la vida de la urbe continúa, representada por viandantes que hacen caso omiso de este «fantasma». Esta fotografía se sitúa al lado de su símil madrileño de la mano de Pereira y que éste tituló ‘El dinero lo tienen ellos’; y es que un hombre pide de rodillas mientras tres hombres trajeados abandonan la escena… de espaldas.

Dos maneras de trabajar, dos ciudades distintas pero… ¿dos realidades diferentes? No, sólo concepciones diferentes sobre la fotografía: Enrique Muda busca el día a día impactante y casual, por eso no le importa dejar el color que inunda Barcelona, destacando su vitalidad y frenetismo aunque la imagen exprese quietud; Luis Pereira con una mirada por lo general más cómica, muestra lo que capta con un austero blanco y negro, porque todo lo demás lo dicen sus protagonistas, los viandantes y las calles de Madrid.