Regresa la Barcelona de los malditos

Portada El Prisionero del Cielo

Si hay un  libro que últimamente se encuentra en cada rincón, obviamente en cada escaparate, y que seguro ha sido regalo de Navidad de muchos es El Prisionero del Cielo. Carlos Ruiz Zafón vuelve a trasladarnos a esa Barcelona repleta de misterios y escritores malditos, literatura en la literatura que recupera el espíritu de La Sombra del Viento. Aunque la novela se presenta como un viaje a la rabia interior que comienza a crecer en Daniel Sempere, Fermín Romero de Torres es realmente el protagonista.

 Su misterioso pasado, de fantasmas e invisibilidad,  y su dubitativo presente permite al lector acabar de completar la historia que quedo abierta en La Sombra del Viento, la vida de este pícaro erudito que derrocha ingenio en cada frase y una cada vez Carlos Ruiz Zafónmayor desconfianza en la política. El viaje al pasado de Fermín y de otros personajes consigue que la parte central de la novela pueda ser vista como una precuela en la que las palabras del ayudante de Sempere nos hacen sentir cercanos a una locura muy presente en nuestro día a día, donde ya no existen cuerdos. El Prisionero del Cielo nos describe esa Barcelona de los  años 50 mezclando todo tipo de géneros, de la fantasía a la comedia de costumbre, como ya hizo con La Sombra del Viento. Novela a la que nos regresa mediante el escenario final de su última obra.

Tras varios años dedicados a la escritura de novela juvenil Carlos Ruiz Zafón se convirtió en imprescindible en 2001 con la publicación de La Sombra del Viento del que se han vendido más de 10 millones de ejemplares y se ha traducido a 36 idiomas, su éxito ha llegado a crear una ruta turística por la Barcelona de la obra. En 2008 llegó la segunda novela de la tetralogía, El Juego del Ángel, que creó diversas opiniones entre sus lectores, la más destacada que la magia de la novela no alcanzaba el encanto de la anterior, Zafón confiesa que es más oscura porque la escribió residiendo en Barcelona y no en Los Ángeles donde vive normalmente.

A la espera de la cuarta novela de la tetralogía parece imprescindible leer los tres libros, porque aunque puedan disfrutarse individualmente es muy difícil ahondar en todos los personajes si no se conoce la historia desde el principio, desde que Daniel Sempere visita el Cementerio de los Libros Olvidados.

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