La precariedad off. De Escena Contemporánea a Surge Madrid

SaitanCircus Producciones / Foto: Luis Garmor / Fuente: http://www.madrid.org/surgemadrid
SaitanCircus Producciones / Foto: Luis Garmor / Fuente: http://www.madrid.org/surgemadrid
SaitanCircus Producciones / Foto: Luis Garmor

Durante el mes de abril (del 8 al 26), veinte salas alternativas de Madrid acogerán la segunda edición del Festival Surge. Este festival, nacido el año pasado, fue una propuesta de la comunidad madrileña para llenar el hueco que dejaba el festival Escena Contemporánea. La idea de Surge ya pululaba cuando se anunció el fin definitivo de su antecesor, un hecho que dio lugar a numerosas críticas por parte de trabajadores del sector teatral y espectadores. Se lamentaba la desaparición de un festival que reunía propuestas contemporáneas nacionales e internacionales de gran reconocimiento.

El fantasma de la crisis y los recortes presupuestarios se erigía como una de las razones principales de la desaparición de Escena Contemporánea. Se podría pensar que Surge Madrid nacía como una alternativa económicamente más asumible, pues compañías como el Théàtre Dromesko o L’Alakran, provenientes de diversos lugares del mundo, con sus correspondientes cachés a la altura de su prestigio, cedían el hueco a compañías de la capital, desconocidas, en la mayoría de los casos, fuera de los circuitos más off. Sin embargo, mientras que en la última edición de Escena Contemporánea (2013) la Comunidad de Madrid aportó 90.000 euros (aproximadamente el 70% del presupuesto total del festival), en el Surge de este año el presupuesto total es de 300.000 euros. Es interesante y plausible la iniciativa de dar difusión a proyectos de creadores emergentes afincados en Madrid, pero no debería ser incompatible con la existencia de un festival de la talla de Escena Contemporánea, cuya desaparición ha dejado un vacío desolador en la vida cultural alternativa de la capital. La Comunidad de Madrid, por su parte, se defendía diciendo que la llegada de espectáculos internacionales a la ciudad se puede dar en festivales como Madrid en Danza o el Festival de Otoño.

Surge Madrid pretende poner en valor la realidad artística que ofrecen las salas madrileñas, un movimiento alternativo que se ha reforzado en los últimos años con la apertura de nuevos espacios que dan cabida a propuestas escénicas de pequeño y mediano formato. El año pasado, la organización del festival equiparaba este movimiento a la popular movida madrileña de los años ochenta y reivindicaba una “industria” off de gran valor cultural para la ciudad. Cualquiera que conozca mínimamente el trabajo de la mayoría de estas compañías y salas sabrá que, lamentablemente, el off de Madrid no puede considerarse “industria”. Quizás deberíamos hablar de precariedad… Surge Madrid aporta a los creadores y espacios un caché para su primera función, un pago algo irrisorio que depende del aforo de la sala. El pago base es de 20 euros por butaca, 10 para la sala y 10 para la compañía. Surge Madrid establece una serie de pluses económicos para salas de aforo reducido, para aquellas de mayor antigüedad, para los géneros menos programados y para creaciones en residencia. Además, el festival garantiza un mínimo de 200 euros por intérprete, teniendo como tope máximo un elenco de diez. Considerando que el aforo medio de las salas participantes en el festival es de 87 butacas, las compañías recibirán en la mayoría de los casos un caché de aproximadamente 870 euros (pluses mencionados aparte). Este importe es más de lo que los creadores podrían obtener en una función al uso, fuera del marco de Surge Madrid, donde probablemente, teniendo en cuenta las condiciones de remuneración habituales (50% de la recaudación de taquilla para la sala y 50% para la compañía), las compañías obtendrían, en el mejor de los casos, una bonificación no superior a 500 euros. La realidad es que las cifras manejadas en el circuito alternativo hacen que los creadores solo puedan aspirar con sus proyectos a cubrir gastos de producción. Los convenios de la profesión no pueden cumplirse y, salvo excepciones honrosas, los actores de este circuito marginal no cobran por sus ensayos, no están dados de alta en la seguridad social y la remuneración obtenida por su trabajo es una limosna que les imposibilita vivir de él.

Quizás, Surge Madrid debería servir para reflexionar sobre las condiciones que deben soportar los trabajadores del circuito escénico off.  Su trabajo se ha convertido en un ejercicio, admirable pero precario, de amor al arte. Si no se mejora esta situación, este valioso movimiento alternativo que la Comunidad de Madrid reivindica verá, seguramente, disminuida su dimensión.

Puedes consultar la programación de SURGE MADRID aquí.

Víctor Barahona

Diplomado en arte dramático, licenciado en comunicación audiovisual, máster en periodismo cultural... o un loco soñador.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.