El diario de Ryan, una tetralogía literaria audiovisual

Un cuervo se posa sobre un enigmático mapa

 

Sarah edita uno de sus videos mientras graba para Ryan otro video a través de su web cam

La primera vez que oí hablar de Patrick Carman seguidamente escuché el concepto «libro audiovisual«. Al principio me costó imaginar cómo podía mezclarse la literatura con la imagen en movimiento. Pronto me llegó la respuesta bajo la apariencia de un ejemplar que abría la saga de El diario de Ryan. Se trataba de Skeleton Creek, el primer libro de la tetralogía del autor estadounidense. 

Con una tipografía característica y un formato muy personalizado, el lector fácilmente puede sentirse un invasor de la intimidad de los protagonistas que, avanzando en una investigación convertida en el centro de la trama, logra transformar la lectura en un placer ameno e interactivo.

Ryan y Sarah son dos amigos que viven en el tranquilo pueblo de Skeleton Creek. Interesados por los misterios que se esconden en los profundos yacimientos mineros de los alrededores (tema principal de El fantasma de la draga) y por el hallazgo de una orden secreta llamada Las Tibias Cruzadas (título homónimo al tercer volumen de la obra), el joven anotará en su diario todos los descubrimientos que realiza, sus trabajos de campo y las copias de los correos electrónicos que recibe. Paralelamente, su amiga le enviará por e-mail estremecedores vídeos con enigmáticas contraseñas de acceso que, bien entendidas, permitirán una doble lectura del libro a la par que anudan la macabra realidad con la tenebrosa ficción. 

Sin embargo no será hasta el El cuervo, título que cierra la saga, cuando se presente un viaje por la oscura literatura americana que revele los lugares más recónditos de la geografía estadounidense. Cementerios, hoteles embrujados e iglesias encantadas son algunos de los escenarios que pueden ser vistos online a través de la página de Sarah Fincher.

Fácil de leer, entretenida y muy original, Patrick Carman presenta una obra apta para todos los públicos con vídeos que, en ocasiones, pueden recordarnos a algunas escenas de El proyecto de la Bruja de Blair. Efectivamente, si buscas emociones reales, éste es tu libro.

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