La contracorriente y la clandestinidad: el legado del drag moderno

Voguing - ©Teresa Suárez
Voguing - ©Teresa Suárez

Antes de que las drag queens compartiera escenario y corona en programas como America´s Next Superstar en el programa de RuPaul´s Drag Race, las drag nacían de dos realidades totalmente diferentes: imitadoras de mujeres en películas mudas y teatro popular, y drag balls clandestinas que formaban parte de una revolucionada subcultura LGBTQ a finales del siglo XIX y principios del XX.

Para nadie es un secreto el estigma y el silencio que acobija de manera tóxica y preocupante a esta comunidad, por lo que su historia puede ser confusa. Pero muchas drag queens modernas dan crédito a los drag balls como el verdadero origen de su forma de arte. Festejado en el anonimato, estas actividades fueron iniciadas por artistas negros y latinos, incuidos uno que se cree que es la primera «drag queen» autoproclamada.

Los inicios de la contracorriente

Los historiadores confirman que los inicios del drag se remontan al teatro en la antigua Grecia y Roma, donde los hombres interpretaban personajes femeninos. Además de esto, Simon Doonan, autor de Drag: The Complete Story, afirma que este movimiento también formaba parte del teatro kabuki en japón y de las representaciones de la ópera de Pekín en China en los siglos XVII y XVIII respectivamente.

Si vamos más atrás en la historia, se nos dibuja un William Shakespeare en la ruta, quien también animó al drag en el teatro isabelino, incluso usándolo como un elemento importante de la trama cuando Viola se disfraza de Cesario en Noche de Reyes

Por otra parte, los expertos en historia argumentan que los verdaderos orígenes son un poco más recientes. Lady J, artista drag con un doctorado en musicología centrada en este tipo de historia, remonta su debut a la Inglaterra victoriana de la década de 1860, momento exacto en el que Ernesto Boulton del dúo Bulton and Park describió su acto de travestismo como «drag».

Drag Queen - Tomado de AnOther
Drag Queen – Tomado de AnOther

Y como si fuera planeado, en Estados Unidos, imitadores de mujeres protagonizaron espectáculos de trovadores racisas, durante los cuales los actores blancos usaban la cara pintada de negro para retratar los estereotipos raciales de los afroamericanos.

A medida que el teatro popular avanzó hacia el estilo de vodevil; comedia frívola, ligera y picante, en la década de 1880, esas representaciones pasaron a emular a mujeres blancas glamorosas con cintura delgada y maquillaje elegante, quizás mejor representada por Julian Eltinge, una superestrella del cine mudo.

La primera drag queen por excelencia

Son pocas las señales que evidencian los primeros pasos de las drag balls, pues participar en ellos era extremadamente arriesgado debido a los estigmas sociales y de género.

No obstante, y siempre portando su estilo con orgullo, Lady J dice que los bailes de resistencia se pueden atribuir en gran medida a los artistas negros y latinos. Lo anterior, a causa de que se les negara, aunque su talento fuera asombroso, ganar concursos organizados para artistas drag blancos e imitadores de mujeres, crearon sus propios espectáculos.

Algunos estudiosos creen que las galas anuales celebradas en el barrio de Harlem de la ciudad de Nueva York allanaron el camino a finales de la década de 1860. Pero otros argumentan que las fiestas de baile de William Dorsey Swann en Washington, DC son la primera evidencia concreta que tenemos de las drag balls.

Drag Queen - Tomada de El Español
Drag Queen – Tomada de El Español

Un buen voguing

Nacido como esclavo en 1858 en Maryland, Swann comenzó a organizar bailes de drag ya en 1882. También fue el primero en la historia en describirse a sí mismo como una «reina del drag», un precursor del drag queen moderno. Esta historia se conoció, gracias a Channing Joseph, escritor e historiador, quien encontró un informe de 1888 en The Washington Post sobre una redada policial en la casa de Swann. Allí se plasmaba que los invitados de Swann vestían de raso y tocados. Por lo que probablemente compitieron en un cakewalk, baile parecido al voguing que los esclavos habían inventado para imitar a los dueños de las plantaciones.

Swann y sus drag balls fueron pioneros en otro sentido: como defensores del derecho de reunión de la comunidad queer. Swann no solo había intentado luchar contra el arresto de 1888, sino que en 1896 también le escribió al presidente Grover Cleveland para exigir un perdón, el cual fue negado.

Las drag balls siguen presentes en todo el mundo, y sus efectos repercuten, no solo en la cultura drag, sino también en la cultura dominante. Un ejemplo fehaciente de esto es el voguing, el cual se convirtió en la base de la exitosa canción de Madonna del mismo nombre.

Michael Chabur Mahecha

"Siempre estamos rehaciendo la historia. Nuestra memoria es siempre una reconstrucción interpretativa del pasado, también lo es la perspectiva" - Umberto Eco

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