La violencia, el dolor y la sangre derramada por el poder ha manchado la historia de Inglaterra, y Shakespeare sabe mucho de eso. También Calixto Bieito, director de Erresuma/Kingdom/Reino, que ha reunido —en una misma sala— los dramas por la corona de Ricardo II (Eneko Sagardoy), Enrique IV (Joseba Apaolaza), Enrique V (Lander Otaola), Enrique VI (Koldo Olabarri) y Ricardo III (Miren Gaztañaga), escritos por el dramaturgo inglés, y que se han representado en las Naves del Español en Matadero Madrid hasta el 10 de abril.
El escenario se encuentra al mismo nivel que la primera fila de butacas; el suelo y las paredes son del color de la nieve. Todo está reluciente. Sin telón, una larga mesa, blanca, impoluta, recibe a los espectadores. Cada uno en su silla, los protagonistas esperan pacíficamente, en silencio —y a diferencia del público— el comienzo de la función.
Al fondo, una pantalla móvil —que se utiliza para traducir los textos originales de Shakespeare— ilumina el espacio con imágenes de un partido de fútbol entre Inglaterra y Alemania, donde los presentes pueden reconocer a la Reina Isabel II y el duque de Edimburgo. A partir de ese momento, comienza un juego de tronos en el que la traición, la ira, la guerra y la muerte, causadas por la avaricia, pasan a ser las protagonistas del encuentro. El poder, que pasa de mano en mano, es representado con un limonero. Esa planta que se parece a un árbol genealógico y del que florece una fruta ácida; como lo es también esta obra.
La puesta en escena está trasladada a la época actual. Los actores, vestidos con ropa moderna se pasean por el escenario —a veces, revueltos, desordenados— y actúan a la vez. Algo muy costoso de entender para los espectadores, muchos incapaces de atender a la gran cantidad de asuntos que se debaten sobre el escenario.
Dos enormes bombillas atadas a una especie de cabo —y que parecían recién compradas en Ikea— bajan lentamente para alumbrar desde el primer momento. Este estilismo puede parecer irónico, hasta la luz se encuentra con la soga al cuello.
Aunque el texto desplaza a los presentes al siglo XIV, hay elementos tecnológicos de la actualidad, como una cámara de fotos con la que Margarita D’Anjou (Ylenia Baglietto) se retrata dando uno de los numerosos toques de humor —e incomodidad— que ofrece la obra. Además, en algunas ocasiones, el público es tratado de manera directa como el pueblo inglés, algo que introduce al espectador de lleno en la historia.
A pesar de la diversión; el miedo, los excesos, los placeres y, en alguna ocasión, la pena inundan el espacio, y el tiempo parece detenerse durante la actuación. Pero allí todo cambia, el suelo —del color de la nieve— se tiñe del rojo de la sangre de todos los reyes a los que les ahogó el poder; también de barro, de leche y de saliva. Un ambiente sucio, desgastado, recuerda a todos aquellos que perdieron la vida por su codicia, que solo les condujo a la destrucción y la miseria. Nada reluce. Atrás queda esa mesa blanca, impoluta, donde los protagonistas esperan pacíficamente, en silencio, el comienzo de la función.
Autor y dirección: Calixto Bieito Producción: Teatro Arriaga de Bilbao en coproducción con Teatro Español de Madrid. Reparto: Joseba Apaolaza, Lucía Astigarraga, Ylenia Baglietto, Ainhoa Etxebarría, Miren Gaztañaga, Iñaki Maruri, Koldo Olabarri, Lander Otaola, José María Pou, Eneko Sagardoy y Mitxel Santamarina Vestuario: Ingo Krügler Iluminación: Michael Bauer Estreno: 11 de marzo de 2022 (hasta el 10 de abril de 2022)
