La Sala Picasso del Círculo de Bellas Artes acoge Los Archivos del Planeta de Albert Kahn, y se tiñe de gris, un gris tenue que inunda las paredes y los suelos enmoquetados. Un gris que solo se deja interrumpir por pequeños retazos de luz blanca provenientes de las 418 fotografías que reflejan lugares y personas de todo el mundo, desde el conocido Monte Fuji en Japón, hasta un grupo de prostitutas en la ciudad palestina de Jaffa.
El banquero y filántropo francés Albert Kahn, un “utopista tecnológico” tal y como lo describe Alberto Ruiz de Samaniego, el comisario de la exposición junto con José Manuel Mouriño, decide registrar la Tierra en 1898, tras un viaje por el Extremo Oriente. Diez años después del periplo, emprende una vuelta al mundo junto con un asistente, que se encarga de fotografiar y filmar todo lo que ve a su alrededor, enfatizando, sobre todo, las escenas de la vida cotidiana. Y algo más adelante, en 1912, ya con el profesor Jean Brunhes como director de este proyecto al que dará el nombre de Los Archivos del Planeta, comienza a utilizar la fotografía a color, las placas de autocromo y algunos principios de cinematografía para reproducir el ritmo de la vida y traducir en palabras e imágenes el trabajo de observación científica. Sin embargo, el crack de la bolsa de 1929 provoca la ruina de Kahn, lo que le obliga a cesar toda actividad fílmica y fotográfica, que sumaba en ese momento: 4.000 placas estereoscópicas, 72.000 placas autocromas y 183.000 metros de película, equivalentes a más de 100 horas de proyección.
La exposición
La exposición proviene del Musée Départamental Albert-Kahn de París y, como asegura el comisario José Manuel Mouriño, es “como un caramelo para estudiosos de toda índole” pues, detrás de los archivos, se esconde un carácter geo-político y la intención de recopilar la diversidad que existe en la Tierra, así como las transformaciones que sufrió durante el primer tercio del siglo XX. Las fotografías atienden y se organizan en torno a seis grandes bloques: Geografía Humana, donde se estudia la relación entre los individuos y el entorno en el que viven; Geometrías del pensamiento: ciudades, templos, palacios, en la que se intenta transmitir la esencia de construcciones humanas; Viaje al fin de la noche: guerras y conflictos, que pone su foco sobre los conflictos bélicos que tuvieron lugar entre Rusia y Japón, Italia y Turquía, y otras revueltas y guerras civiles; Paisajes, cuya finalidad aparente es simplemente captar la belleza; Geometrías del alma: rostros, cuerpos y retratos, una colección de retratos tanto individuales como colectivos; y El imperio de los signos: ritos, ceremonias, castigos, en la que se documentan todo tipo de ceremonias y rituales, edificaciones fúnebres, oraciones, peregrinaciones, sacrificios, etc.
La exposición permanecerá en el corazón de la capital madrileña hasta el 21 de enero del próximo año y, a propósito de ella, como señala Juan Barja, director del Círculo de Bellas Artes, se ha firmado un “ciclo de cine de corte antropológico” que dará comienzo en diciembre, en el que se reproducirán películas como Tabú (1929), la última película de W. F. Murnau; Crónica de un verano (1961), de Jean Rouch, o La taranta (1962), de Gianfranco Mingozzi, entre otras. También tendrán lugar una serie de conferencias dentro del programa Los lunes, al Círculo, donde se reflexionará y se debatirá acerca de las imágenes, de esa captura de la cotidianeidad del ser humano y de la máxima obsesiva en el pensamiento de Kahn: la construcción de una paz duradera fundada a partir del diálogo intercultural.
