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Roc Bernadí: «Me emociono muchísimo al pensar que estoy solo en un escenario cantándole a 1300 personas»

Roc Bernadí y Jana Gómez como Aladdín y Jasmine

La alfombra mágica lleva ya un mes volando en el Teatro Coliseum de Madrid, donde Aladdín cuelga todas las noches el cartel de «localidades agotadas». Stage Entertainment, la productora del El Rey León, apuesta por la mítica historia Disney de la rata callejera que en su interior escondía un diamante en bruto, la princesa que ansía por encima de todo la libertad, y el todopoderoso genio que espera en el interior de la lámpara.

Función tras función Roc Bernadí se enfunda el chaleco y el gorrito de Aladdín y se lanza a sobrevivir en las calles de Agrabah acompañado de sus amigos Babkak, Omar y Kassim, sin saber que su vida está a punto de cambiar por completo. En Cultura Joven hemos hablado con él para que nos cuente cómo es dedicarse a vivir dentro de un cuento.


Roc Bernadí como Aladdín

Cultura Joven: Para empezar, cuénteme un poco, ¿qué se siente al dar vida a un personaje como Aladdín?

Roc Bernadí: Se siente una emoción muy fuerte. Porque por un lado, es una responsabilidad tremenda, ya que todos tenemos puesto en el imaginario el gran personaje que que cambió nuestras infancias. Pero por otro lado, eso mismo hace que sea una oportunidad mágica y muy bonita. Cada noche que salgo y veo niños sentados en primera fila o por platea con esas caras de ilusión, me vuelve todo lo que lo que sentía de niño con este material. Así que es un regalo.

C.J.: ¿Cómo ha sido el proceso de audición hasta llegar aquí?

R.B.: Es un proceso bastante largo y bastante separado de los ensayos. Si no me equivoco, empezamos en marzo del año pasado. Stage y Disney son compañías muy grandes y muy profesionales que van poco a poco. Empiezan con una gran fase de selección, son castings casi multitudinarios, donde te encuentras a muchísimos compañeros, a gente que no conoces… Creo que fui a cuatro o cinco fases de las audiciones. Se empieza con mucha gente bailando y cantando y después tienes que pasar por bastantes personas que estén de acuerdo con el hecho de que tú seas el personaje que vas a hacer.

Pero fueron audiciones muy bonitas. Una cosa con la que me quedo es la profesionalidad y el cariño con el que tratan a la gente los directores de Estados Unidos. Tienen una manera de hacer los castings que encoraja muchísimo. No significa que haya gente de aquí que no lo hagan también, pero ahí era súper organizado y el trato era excelente, te hacían sentir bien.

Para mí, las audiciones tienen este punto de adrenalina y de sueño. Sacas lo mejor de ti y quieres demostrar todo lo que quieres hacer. Es una época muy bonita porque trabajas muy duro, te pones muy en forma. Y es muy satisfactorio también, porque cuando ves que te sale bien, cuando vas pasando de fases y cuando estás en la final, que solo quedas tú y otro o tú y dos más, te preguntas si se está haciendo el sueño realidad.

«Fue muy bonito, lo recordaré toda mi vida, la verdad. Cuando menos te lo esperas te llaman y te dicen una de las noticias más importantes de tu vida.»

Roc Bernadí

C.J.: ¿Qué tal fue la reacción al enterarte de que realmente iba a ser Aladdín?

R.B.: Fue muy divertido porque yo estaba ensayando La jaula de las locas y justo ese día me habían dado la baja porque tenía coronavirus y estaba hecho un cuadro.

Ya habían pasado dos o tres semanas desde el último casting y estaba con los nervios esperando una llamada. En ese momento estaba tumbado en mi cama, con fiebre, y de repente me llamaron los productores. Cuando cogí el teléfono y me dijeron muy tranquilos: «Al final eres tú», mi madre empezó a gritarme que me pusiese la mascarilla para abrazarme. Así que nos quedamos abrazándonos los dos con la mascarilla, llorando de emoción con mis abuelos. Fue muy bonito, lo recordaré toda mi vida, la verdad. Cuando menos te lo esperas te llaman y te dicen una de las noticias más importantes de tu vida.

C.J.: ¿Y qué relación tenía con la historia de Aladdín antes de formar parte del musical?

R.B.: De pequeño siempre había visto la película que, como todas las de Disney que tenías, las ves en bucle en el pueblo o en casa. Me acuerdo de que me flipaba muchísimo toda la parte del genio, todo el baile. Creo que me salía más la vena musical. Y me acuerdo de tenerle mucho cariño al genio. Sobre todo, creo que es una historia muy especial, porque su eje central es la magia. Está muy relacionado con la época de cuando eres niño, cuando crees en la magia, en el Ratoncito Pérez, en los Reyes Magos… Y esta película da justo en el punto de la fe ciega en la magia. Esto es lo que la hace tan bonita esta historia, porque todos sabemos que la magia como tal no, no existe, pero al final te recuerda que, aunque no exista, sí que hay algún tipo de magia. Esto es lo que hace conectar tanto a los niños pequeños, pero también a los que la vivieron y que ya son mayores.

C.J.: Hay magia también en el musical, aparte de la magia como tal, el espectáculo es muy vibrante y hay mucha luz, mucho brillo. ¿Hay algún aspecto de esta producción que es tan grande y potente que le haya resultado especialmente complicado?

R.B.: Pues sí, me da risa porque justo vinieron unos amigos y llevan lentillas los tres y me decían que se les secaban los ojos de tantos inputs, o sea, de tanto color, de tantos aspectos. Estaban como locos con los colirios todo el rato. Pero sí, es lo que dices tú, está lleno de magia, está lleno de trucos, está lleno sobre todo de detalles que hay cuadrar con todo el equipo, no solo con el técnico, sino también con el elenco. Yo creo que esta es una de las dificultades más grandes.

En el número en la cueva maravillas del genio, yo desaparezco dentro de una caja mágica durante un truco. No te lo voy a explicar, pero te diré que es uno de los que más me costó. Porque es muy difícil. O sea, es realmente bueno, de mago profesional. Y, ese truco aún me cuesta, pero es muy divertido.

«Hay veces, que pienso en hacer una función y me siento cansado, pero cuando veo que estoy en una alfombra que vuela a cinco metros, me doy cuenta de que es una cosa tan única y bonita, que me anima muchísimo.»

Roc Bernadí

C.J.: Si pudiese quedarse con una pieza del vestuario o de la escenografía, ¿qué sería?

R.B.: Ayer David Comrie, el Genio, me miró cuando estaba yo en el segundo acto y me dijo: “estoy pensando que algún día voy a ir vestido como tú ahora”, yo me quedo con el vestuario del Prince Alí que está lleno de cristales de Swarovski preciosos. Es un vestuario hecho a medida y cuidado hasta el último detalle. Todo blanco, precioso.

Yo me quedaría con esto, bueno y también con la alfombra. Si fuera mágica, ya te digo yo que me quedaría con ella para viajar a cualquier sitio.

C.J.: ¿Cómo es volar en alfombra mágica?

R.B.: Pues indescriptible. Es una cosa que me pregunta todo el mundo. Como hay tanta expectación, al final lo relativizas. Es una parte más del espectáculo y Jana (Jasmine) y yo lo vivimos de manera bastante natural. Pero al final, no deja de ser una alfombra volando, que es muy fuerte, pero yo creo que, desde arriba, entre que estás asegurándote que te sientas bien, que haces bien todos los movimientos y que te dé la luz, se ve de otra manera. Hay veces, que pienso en hacer una función y me siento cansado, pero cuando veo que estoy en una alfombra que vuela a cinco metros, me doy cuenta de que es una cosa tan única y bonita, que me anima muchísimo.

Roc Bernadí y Jana Gómez como Aladdín y Jasmine

C.J.: ¿Hay algún número que disfrute especialmente haciendo las funciones?

R.B.: El del Claqué. Friend Like Me, en general, es el gran número del espectáculo, en el que estamos todos bailando con el genio, con los bailarines. Para mí ese momento es lo más parecido a estar en Broadway, con los vestuarios, la escenografía, toda la orquesta, tocando… Es increíble.

Después también tengo Proud of Your Boy cuando canto yo, que me emociono muchísimo al pensar que estoy solo en un escenario cantándole a 1300 personas, porque tenemos la gran suerte de llenar el teatro cada día y es una maravilla.

Yo he hecho de todo, tanto espectáculos que han sido un éxito y espectáculos que han tenido que cerrar porque no venía gente. Y, claro, últimamente la cultura no es una cosa que esté muy bien, porque falta un poco de conciencia y de que la gente vaya al teatro. Entonces, cuando tienes la gran suerte de tener el teatro lleno cada día y encima con una expectación tan brutal, que hay como una tensión bonita, se ve de otra manera.

C.J.: ¿Y qué tal su Genio? ¿Qué tal con David Comrie? ¿Cómo es esa dinámica? Porque al final, entre los dos llevan el espectáculo.

R.B.: David es maravilloso. Yo estoy encantado con él. Es un personaje que se lleva la gran ovación del público y es súper querido por todo el mundo. Podría creérselo muchísimo, pero es una persona súper humilde y muy detallista con todo. Por ejemplo, me viene a visitar cada día al camerino y me dice “oye tú, amigo, ¿cómo estás?, ¿qué tal estamos para la función?».

Creo que el éxito de su Genio es que realmente consigue poner su esencia, que es una esencia transparente, bonita, graciosa y con mucho corazón en el escenario. Solo tengo buenas palabras para él

C.J.: Y ya para terminar, imagine que le puede pedir un deseo al genio. ¿Qué le pediría?

R.B.: Es que tengo tantos… Mira, protagonizar un musical en Broadway. Es un deseo súper heavy, pero bueno. Eso me haría mucha ilusión.

Cristina Martínez

Mi premio desde pequeña siempre fue la cultura: si dormía la siesta podía ver una película, si sacaba buenas notas, me regalaban un libro. Descubrí mi pasión cuando vi caer un telón por primera vez y la redescubrí cuando convertí el teatro en mi redacción.

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