Ahora todo es palabra es la ópera prima de la autora catalana Hadassa Fernández Fariña. Esta obra nació de forma extraña, según explica la propia escritora. Un día, recibió en su bandeja de entrada un mensaje de la editorial Postdata Ediciones. Le proponían escribir un libro a través de las frases que tenía en instagram y publicarlo bajo su sello.
Nacimiento de una ópera prima
Hadassa aceptó, emocionada, y empezó a juntar todos esos fragmentos que llevaba meses compartiendo con sus seguidores. Estos trataban siempre sobre el poder de la palabra, sobre todo lo que estas son capaces de ocultar, de sugerir y de denunciar. Es natural que escribiera sobre la propia lengua, pues Hadassa se dedica a impartir cursos en la Escuela de Escritores, y también otros por cuenta propia. En ellos, ayuda a futuros autores a encontrar su propia voz, a desarrollar su creatividad y a tomar su vida y su mundo interior como materia artística.
Sin embargo, cuando la autora hubo terminado de ensamblar sus fragmentos metalingüísticos, se dio cuenta de que faltaba algo. El libro parecía inacabado. Por ello, se decidió a juntar en él dos aspectos fundamentales para ella, tanto a nivel artístico como personal. Optó por utilizar el lenguaje surrealista, que es su predilecto y con el que mejor se expresa. Con él, narró unos episodios de su pasado que, aunque eran traumáticos para ella, estaban pugnando por salir de su interior: la violencia intrafamiliar que sufrió, siendo una niña, en su propia casa.
Ahora sí, el libro estaba preparado para ver la luz. Lo que salió de esta amalgama de ideas es un conjunto con tanto sentido que cuesta creer que su proceso creativo fuera así, tan atípico. En pocas páginas, vemos cómo unas escenas que no llegamos a entender, asfixiantes, nos hablan de un padre que es un monstruo. También apreciamos a una persona que necesita huir del espacio que ocupa, de una habitación que no deja de cambiar, como si de una de las estancias del sótano de La cabaña en el bosque se tratase.
En combinación con esto, en capítulos independientes, se encuentran las frases sobre el lenguaje y la palabra, como:
Las palabras me arrancan del suelo.
A medida que el libro avanza, el lector entiende la relación entre esas escenas extrañas y los aforismos sobre la lengua. Hadassa Fernández está usando las palabras para escribir su propia historia de dolor, aunque encubierta. Las está usando para despertar, tomar conciencia de lo que le ocurrió, hablar de ello para exorcizarlo y darlo a conocer.
Nos encontramos, por tanto, ante un libro confesional de suma originalidad.
¿Una novela secuencial?
Cuando la autora hubo acabado el libro, no sabía si se trataba de un poemario compuesto por fragmentos de prosa poética. Quizá fuera más bien una compilación de breves textos. Sin embargo, en la primera presentación de su obra tuvo una revelación, a causa de una de las preguntas que le hicieron: ¿crees que tu libro es una novela secuencial?
«No, no sé, ¿sí?» contestó ella, confusa.
No se había planteado que su libro fuese una novela secuencial, pero poco tiempo después se dio cuenta de que en realidad lo es. Tiene un planteamiento, un nudo y un desenlace, aunque estos no salten a la vista del lector (hay que buscarlos con calma). Además, se compone de fragmentos, de escenas aparentemente inconexas con las que se va desarrollando la trama.
En este sentido, Hadassa Fernández hace honor a sus gustos y preferencias artísticas, pues ¿hay algo más surrealista que escribir una novela secuencial sin saber que lo estás haciendo?
Ahora todo es palabra ha sido ya presentado en varias ciudades como Madrid y Sevilla, así como en la Feria del Libro de Valencia. Este mismo mes de marzo se lanza su segunda edición.
Estará, además, en la próxima Feria del Libro de la capital, que se celebrará entre el 27 de mayo y el 12 de junio. Allí firmará la obra con la que ha intentado expiar sus demonios y hablar de un tema que considera que debería ser más expuesto y tratado, como es el de la violencia que sucede dentro del hogar, que a menudo se silencia e invisibiliza.
