Twin Peaks: 25 años matando a Laura Palmer

Hace un cuarto de siglo, el grunge estaba a punto de arrasarlo todo y las top-models usurpaban el halo de glamour que las estrellas de cine empezaban a perder. Fue entonces cuando llegó a la pequeña pantalla una serie firmada por David Lynch que a priori parecía ser una producción policíaca más. No fue así. Para algunos fue la confirmación del talento del creador de Terciopelo Azul (1986). Para otros, una serie de enigmas sin fin, que hicieron que pronto perdieran el interés.

El cadáver de Laura Palmer
El cadáver de Laura Palmer

Con tan sólo dos temporadas, la serie consiguió marcar un antes y un después en la televisión. Bueno, lo justo sería decir que un antes. Sí, seguidores de las series del siglo XXI, nunca una serie se ha atrevido a ser tan bizarra, personal y, en ocasiones, casi dadaísta. Si tenemos en cuenta que se hizo hace un cuarto de siglo y se emitía en cadenas comerciales (en España lo hizo Telecinco), aún sorprende más. Claro que el contexto era mucho más favorecedor a los experimentos rarunos. La tele aún no había descubierto lo políticamente correcto y no soplaban vientos conservadores.

Lynch es un magnífico creador de ambientes. Más allá de los aspectos meramente narrativos, construye sus trabajos teniendo en cuenta la puesta en escena de la que se preocupa tanto como de construir personajes chocantes que desconciertan al espectador. Su estilo es tan personal que se hace perfectamente reconocible. Por lo tanto también imitable. Un ejemplo fue el spot que Lana del Rey protagonizó para H&M.

Cómplices necesarios

Para que la serie fuese un clásico, Lynch contó con una galería de colaboradores que hicieron que la obra fuera redonda. Empezando por el tema de cabecera que ya anunciaba que nos adentrábamos en un lugar que era apacible solo en apariencia. La partitura la firmaba Angelo Baladamenti y, en su momento, en plena fiebre del Acid House, inspiró una de la primeras obras del músico Moby. Hasta el actor Jorge Calvo llegó a samplear la pieza para mezclarla con Como yo te amo de Rocío Jurado, a quien ponía voz para la ocasión Bimba Bosé.

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El agente especial Dale Cooper
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La mítica Lady Leño

La historia arrancaba con el asesinato de una, en teoría, inocente jovencita (Laura Palmer) y a partir de ahí todos los secretos de una idealizada población del norte de Estados Unidos salen a la luz descubriendo las partes más oscuras del alma humana.

A la ciudad llega el agente especial Dale Cooper (Kyle MacLachlan, otro de los habituales del universo Lynch), para investigar el asesinato. Se enamorara del bello lugar y en especial de la tarta de cereza de la cafetería. El personaje utilizaba una metodología mezclando la deducción detectivesca con los sueños reveladores y las creencias de los indios nativos norteamericanos. Con él entra en escena la parte sobrenatural de la serie. Siempre pegado a una grabadora donde edita sus pensamientos dirigidos a Diane (su secretaria). Uno de los aciertos de la serie es nunca ponerle rostro a Diane.

Todos los personajes tienen un toque lynchiano. Es decir, la extravagancia como la forma más natural de andar por el mundo. Sin duda, el que más arraigó en la memoria del público fue el de Lady Leño, una habitante del pueblo que siempre cargaba con un tronco de madera. Aparecía en escena en el momento más inesperado y soltaba: «algún día mi leño hablará. Lo vio todo». Si cantó el leño o no, no lo cuento para que no me acusen de spoiler.

Generando cultos

En su momento todo lo relacionado con la serie generaba interés. Se crearon camisetas, chapas, una guía sobre la ciudad y hasta dos libros: El diario secreto de Laura Palmer, que lo firmaba la hija de Lynch que tenía la misma edad que la finada, y Dale Cooper: mi vida, mis cintas, que era un transcripción, tal cual, de lo que el protagonista soltaba en sus soliloquios a Diane en la serie. Hasta una película se hizo sobre la serie. Fuego camina conmigo (1992), que reconstruía las últimas 24 horas de vida de Laura Palmer y era bastante regulera. cvr9781451662078_9781451662078_lgphoto1

En España, hasta la discoteca Stella organizó una fiesta temática donde se decoró el lugar como si de la ciudad ficticia se tratara, se sirvió tarta de cereza de madrugada y la dueña cargó con un leño durante toda la noche. La dueña era Alaska y, por ese motivo, la fiesta temática fue recogida en todos los semanarios del corazón. La cantante, fan declarada de Lynch, llevó la influencia de la serie a su trabajo y se basó en la escena que Cooper ayuda a morir al padre de Laura (lo siento por este spoiler) en Hacia la luz, canción de la etapa lisérgica (y minoritaria) de Fangoria.

Si no habéis visto la serie, por favor, hacedlo. Además, ahora se ha anunciado (salvo nuevo retraso) una tercera temporada. Aparcar por un tiempo series que sin duda son obras maestras, y ver este tesoro. ¿Cuándo la televisión comercial se permitirá una obra tan sumamente bizarra y aparentemente minoritaria? Mucho me temo que es una joya detenida en el tiempo. ¡Cazadla!

David González Álvarez

Nací en León el mismo año que Sarah Ferguson se convirtió en duquesa de York y me gradué en Historia cuando Juan Carlos I abdicaba. Mis profesores me profetizaron un nefasto futuro lo que me convenció de que el periodismo era la salida perfecta. He trabajado en la Cadena COPE y Punto Radio y publicado artículos en revistas underground con seudónimos no reproducibles. Publiqué en 2010 el libro Esa bella mentira donde descubrí que la disección puede ser un género literaria perfecto. Escribo con la tele encendida, descubrí el intimismo el mismo día que aprendí a manejar una olla exprés y para mi futuro solo espero no acabar como un Kennedy.

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