Tamagotchi: Su nombre, compuesto por los términos japoneses tamago (huevo) y tomodachi (amigo), ya lo indicaba: Se trataba de un huevo que iba a convertirse en nuestro amigo. Una mini pantalla en la que nacía y se desarrollaba una mascota a la que teníamos que cuidar, alimentar, limpiar y entretener. Y todo ello, con tan solo tres botones (aceptar, cancelar, seleccionar). Bandai abrió la caja de pandora y consiguió que, ya en los 90, en las clases sonaran notificaciones, no de whatsapp, sino de mascotas que se habían hecho caca y necesitaban una limpieza inmediata, si no… se pondrían tristes, les entraría el hambre y morirían y… ¡otra vez vuelta a empezar!

Patricia Muñoz

Adoro Madrid, nací completamente enamorada de ella. Y así, hasta el día que conocí Cracovia y descubrí que se puede entregar el corazón a más de una. El arte y la fotografía son mi perdición y junto con el papel y el bolígrafo, mis fieles compañeras. Mi especialidad, el arte urbano. Del periodismo, poco puedo contar, aquellos que lo han conocido, saben que sobran las palabras. Más que una profesión, es una vocación, una forma de vida y como un día dijo uno de los grandes de las letras, “el oficio más bello del mundo”.

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