PSICOANÁLISIS ANTES DEL FIN DEL ARTE

Nada garantiza mejor la lejanía del término final del arte de José Manuel Ciria como el nombre del comisario de su actual exposición Heads Grids. Se llama Donald Kuspit. Y no es solo un prestigioso crítico norteamericano sino también el autor de estudios tan imprescindibles como El fin del Arte o Signos de Psique en el arte moderno y posmoderno. La exposición Ciria. Heads Grids comprueba la obvia complicidad entre comisario y artista, los dos se complementan casi a la perfección. Las teorías críticas de Donald Kuspit encuentran su encarnación artística en las obras de José Manuel, y viceversa -la figuración abstracta de Ciria encaja sin rasguño alguno al concepto que Kuspit difunde sobre qué es el Arte.

El crítico americano defiende la tesis que el arte de hoy, el postarte está perdiendo su carga estética, lo que poco a poco le lleva a la muerte. José Manuel Ciria demuestra en Heads Grids su creencia que la pintura abstracta se ha desgastado. Según su experiencia, el público ya reacciona mejor a la pintura figurativa que al action painting abstracto o a la «comedia postmoderna de instalaciones, cachivaches y fotografía».

Los dos hombres de opiniones conservadoras en cuanto a la libertad y a las variedades de expresión artística colaboran en esta interesante exposición, gran carga física como simbólica, emocional y psicológica. La muestra reúne una docena de obras de gran formato del artista español, nacido en Manchester en 1960. Los lienzos expuestos pertenecen a las series que Ciria ha realizado en los dos últimos años: Dear Daddy (Querido papá), Desde el odio, Máscaras (Schandemaske) y Rorschach Heads III (Cabezas Rorschach III). El cruce de dos estilos de trabajo distintos hace que las obras sean agrupadas a su vez bajo dos grandes epígrafes: las cabezas (heads) y cuadrículas (grids).

El artista se está desplazando de la pura abstracción hacia la pintura figurativa que es un movimiento en el arte actual en general. Según explica el comisario, una parte de esta exposición está dedicada a la cuadrícula, donde predomina un «trabajo gestual»que ha denominado el «clímax del expresionismo abstracto». Otra parte de esta muestra está dedicada al trabajo del artista que se mueve hacia lo figurativo.

En la parte de las cuadrículas abstractas tanto como en la de las cabezas se notan características hard edge– superficies de color, algunas de formas geométricas, separadas por bordes precisos y claramente definidos. Los colores son básicos – rojo, negro y gris, creando una variedad de formas e ideas infinita. Pero en la parte de Heads ya se nota la pintura figurativa, más premeditada, sin las pinceladas libres y fuertes del action painting.

La serie Cabezas de Rorschach, en referencia al método del psicoanálisis del Dr Hemann Rorschach cuyo test de manchas de tinta empleado en psicodiagnóstico causó gran influencia entre la comunidad científica de principios del siglo XX, adopta en la pintura de Ciria una forma de expresión, relativamente reciente en el discurso del pintor, dentro de la oposición figuración-abstracción. Esa especie de bipolaridad de la muestra es, según Donald Kuspit,» característica de la obra de Ciria, pintura que es sobre todo, una expresión de la(s) ansiedad(es) que corroen al hombre moderno». Y se puede sentir esta tensión irresuelta.  Las caras, con una estresada apertura de boca y mirada vacía detrás de los ojos espejéales que puede parecerse tanto a una sonrisa falsa como a una expresión de miedo o desdén. Aparte el visitante puede vivir la impotencia y aislamiento que emanan de las pinturas de cabezas de ojos y bocas cosidos de puntos gordos.

Para todas las pinturas de este ciclo ha habido un detonante personal – la muerte del padre de José Manuel Ciria y el viaje del artista a las Islas de Pascua. En Heads Grids está expuesto el tríptico en la serie Dear daddy donde la figura paterna es tachada con trazos de rojo, como si el artista quisiera tachar al recuerdo doloroso.

En la sala Goya en el CBA los títulos de las obras no están puestos. Los títulos de la obras  imponen lo que el artista ha querido expresar. Así que sin ver a los títulos cada uno puede interpretarlas por si mismo, hacer volar su imaginación o meterse en los profundos bosques de su subconsciente, fijándose en los detalles de las expresivas manchas  de pintura que llegan a parecerse hasta a continentes.

Un viaje que merece ser vivido.

En el Círculo de Bellas Artes de Madrid, c/ Alcalá 42, hasta el 11 de enero de 2011

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