Las Horas Oscuras (Grijalbo), primera novela de Juan Francisco Ferrándiz, nos lleva a un lejano promontorio de Irlanda donde un monasterio olvidado oculta en sus muros magistrales escritos.
El más fuerte poder pagano se une a la constancia de un grupo de monjes que comparte un noble fin; recuperar toda la sabiduría oculta en los libros antiguos. Se acerca el año mil y con él los temores a un futuro oscuro personificado en una asociación maléfica… es el momento de Las Horas Oscuras. Las Horas Oscuras (Grijalbo), primera novela de Juan Francisco Ferrándiz, nos lleva a un lejano promontorio de Irlanda donde un monasterio olvidado oculta en sus muros magistrales escritos y una trágica historia, la matanza de todos los que en él vivían.
El paisaje irlandés que acoge esta historia recibe a Brian de Liébana en una postal fácilmente recreada en nuestra mente mediante las constantes descripciones, mientras el recurrente misterio que presenta al monje desde su llegada llega a eclipsar su noble labor, la restauración de libros, la recuperación del conocimiento perdido. Un rey avaricioso y poco querido, una mujer castigada por la vida, y un ser de rostro e intenciones diabólicas dibujan la acción que persigue a Brian y a su equipo de monjes con sorprendentes habilidades.
Los scriptorium toman un cariz diferente en Las Horas Oscuras, el poder que emanan las palabras de los antiguos escritos transportan a un paraje especial donde nos sorprende la acción. Un libro con una historia que aúna acción, reflexión y lealtad en el que la intuición se acrecienta durante las primeras páginas mientras que la velocidad tarda en aparecer. La llegada de las horas oscuras parece dispersarse para dar pie a la recuperación del conocimiento condenado al olvido que sólo revela la tinta.
Aventuras en un intrigante destino que a veces muestra más de lo que oculta. Una novela que consigue incrementar el interés según avanzan las páginas mediante una perfecta recreación de los personajes que nos transporta a años olvidados en los que las piedras más preciosas son los libros.
