La pintora y actriz valenciana, Amparo Climent, regresa de sus viajes de la controvertida frontera de Melilla, con el proyecto La Valla, una selección de más de 40 dibujos y cartas, que los africanos clandestinos entregaron a la artista, en sus visitas a los campamentos del Monte Gurugú, destruidos por las fuerzas marroquíes a comienzos del 2014.
Las representaciones, que podrán visitarse en la sala Utopic_US de Madrid hasta el 15 de noviembre, recogen el significado de las fronteras, el abismo entre los mundos y el valor de la solidaridad, para reclamar los derechos sociales de los inmigrantes, expuestos a diario en saltar las afiladas cuchillas, alzadas hasta los seis metros de altura, en cualquier tramo del perímetro de doce kilómetros que conforma la barrera.
Los dibujos y 
cartas, pegados sobre láminas de cartulina negra, se exhiben colgados en dos metros de malla metálica de tejido hexagonal. Cada lámina, contiene una página amarillenta, de bordes irregulares, que muestra trazos de letra en un francés ilegible, junto a docenas de monigotes escalando por líneas con muchas rayas. A su lado, le acompaña la fotografía de un rostro en primer plano, que sonríe en mitad de un paisaje de terreno árido, lleno de objetos esparcidos por el suelo.
Climent quiso añadir al material traído de las inmediaciones de Melilla, un centenar de obras realizadas por el colectivo 100 artistas de la frontera sur, de la mano de la también artista Concha Mayordomo, con la que comparte las labores de comisariado. Los lienzos, aunque pertenecen a distintos fotógrafos, pintores, escritores y poetas, comparten todos una tonalidad de colores oscuros de gama fría.
El proyecto de La Valla englobará además, una segunda fase con mesas redondas y debates, sobre asuntos tan cruciales como las deportaciones en caliente, los vuelos de la vergüenza o la actitud imperturbable de la Unión Europea ante esta problemática. El objetivo primordial es recaudar fondos a través de la venta de dichos cuadros y postales, que se destinarán a las aldeas africanas en peligro de extinción, con la esperanza de poder rescatarlas de la condición de pobreza extrema y ayudarles a alcanzar una vida digna.
Por cada tres postales se donarán dos euros al proyecto de la aldea cultural Jele Kosobe en Mali. ¿A qué esperas para comprar las tuyas?
