Este último fin de semana ha sido el Great Escape Festival, que ha contado con cerca de 350 grupos de música tocando durante tres días en diferentes puntos de la ciudad como bares, salas, pubs o teatros. Incluso al aire libre. El objetivo de este maratón de bandas es darse a conocer. Son grupos emergentes que están empezando a tocar y la costera ciudad abre sus puertas a todos ellos. Variopintos y con un alternative festival en paralelo, la música es la protagonista.
Pese a la diversidad del macro evento, no se puede negar que la sangre vital de todas las bandas es el indie. El cartel de The Haunt para el viernes parecía ser la psicodelia. Colorida pero psicodelia. El holandés Jacco Gardner tiene una formación de pop barroco que decora con un órgano al más puro estilo Pink Floyd de los años 60 tardíos, The Wytches ofrecen un freakbeat irregular, oscuro y candente, The Temple aporta un pop-pysch con una arrogancia atractiva. En cambio, en la nueva sala Smack la sorpresa la dio un quinteto de adolescentes provenientes de Chicago que se llaman Orwells. Muestran por qué la discográfica Warner ha querido hacer un contrato mundial con ellos y es que suenan a eso que The Strokes ya no quiere ser: suenan como sonaba The Strokes cuando lo que hacían era emocionante. Muchos apostaban por la formación Night Engine con un sonido de los años 70 de Bowie que suena como un golpe futuro, tan igual a lo que The Great Escape puede ofrecer.
Pero no solo eso, sino que desde el pasado 4 de Mayo y hasta el 2 de Junio, se celebra, también, el Brighton Fringe, es decir, el festival de arte que, este año, se ha alargado una semana más, convirtiéndolo en el más multitudinario del Reino Unido con 723 eventos en 181 locales diferentes. La oferta es amplia y para todos los gustos; desde comedia a la danza clásica pasando por magos y cabarets, para llegar al show más popular de todos: The Ladyboys of Bangkok.
Y no es de extrañar que se celebre en Brighton y no en Londres como muchos podrían pensar. Londres tiene una exquisita cultura musical pero Brighton no se queda atrás. Con una multitud de pubs al más puro estilo británico, los ciudadanos llevan la música a todas partes. Hay conciertos de música en directo en diversos pubs de la zona como pueden ser el Green Door Store, Black Lion, The Cowley Club, o más españolizados como Casablanca. A su vez, se da la oportunidad de que los artistas o la gente que toca la guitarra, por ejemplo, enseñen su talento ya que se hacen sesiones de micro abierto bajo inscripción previa. Sesiones en las que puedes descubrir un arte exquisito y, que probablemente, seas una de las pocas personas que lo conozca.
Incluso hay gente que no tiene un grupo de música pero se ponen a tocar en los jardines del Royal Pavilion para pasar el rato con sus amigos. Es de lo más normal verles allí con su cerveza y su cigarro, creando música para todos los presentes.
Brighton es playa, es sol, es gay, es artístico, es musical. Brighton tiene todo eso que España hoy en día no tiene: dedicación y cultivo de la música y, sobre todo, la mente abierta para descubrir nuevas fórmulas y estilos que pueden cambiar la industria.
