SIMPLEMENTE PERIODISMO

En el viaje rutinario del día a día, a medio camino entre un tedioso trabajo y la obligación rutinaria encontramos un resquicio de relativa calma. Vecina al andén de la estación madrileña de Retiro, una sala de exposiciones casi siempre medio vacía por la ansiedad de los viajeros de seguir su recorrido, acoge a visitantes de tres minutos, diez si no coincide con la hora punta.

La sala, descuidada e ignorada por la mayoría de los transeúntes, no desentona con la atmósfera fría y gris del suburbano que, en esta ocasión se acerca al mundo del periodismo para mostrarnos una retrospectiva de la obra gráfica de uno de los grandes. Raúl Cancio, periodista del diario Pueblo o El País, presenta con esta muestra, y el libro editado previamente, parte de su obra, de su vida, de la historia de un país que ha podido presenciar aterrorizado e indignado las matanzas de ETA y las manifestaciones de repulsa pero también ha visto y apoyado a su selección aún en los momentos en los que las victorias brillaban por su ausencia. Un país informado con su pluma y su objetivo, que también ha retratado la realidad cotidiana de las corralas o los barrios marginales sin olvidarse de los grandes del arte como Salvador Dalí o Andy Warhol. Y es que, al fin y al cabo la profesión con la que creció y que todavía hoy mantiene, se debe ocupar también, sino sobre todo, de lo que para la mayoría es invisible, de esa niña que llora en un poblado chabolista o del anciano cuyas arrugas no le dejan apenas ver lo cambiado que está el mundo. Un mundo descrito y contado desde los medios pero a pie de calle. Entonces, pienso, quizás el lugar no podría haber sido más oportuno porque, al fin y al cabo, sus imágenes son dignas merecedoras de ocupar las paredes de un museo pero deben, sin embargo, convivir con el ruido del metro al irrumpir en la estación, con las carreras para no llegar tarde. Para no perder la esencia de lo que allí se cuenta, para que el periodismo y el ciudadano sigan siendo cómplices en una cercanía que el paso del tiempo debe mantener. Porque, tal y como asegura Fernando González de Urbaneja, presidente de la Asociación española de la Prensa de Madrid: «Raúl Cancio ha sido testigo de muchas situaciones que merecían ser contadas a los ciudadanos, hechos que debían ser contados y compartidos. Ese es el trabajo y la recompensa de los periodistas: entrar donde otros salen, contar y enseñar lo que alguien no quiere que se sepa».

Tenemos la excusa, sólo necesitamos la intención de pararnos algo más de los minutos que separan dos trenes para lograr comprender mejor el trabajo de un periodista que ha traspasado su nombre para mostrarnos que con una cámara se puede escribir la mejor noticia o crónica de la historia. Imágenes que nos describen con su complejidad hasta el acontecimiento más simple y cotidiano, porque así se percibe en la temática de sus instantáneas… simplemente periodismo.