Cuando se formaron a mediados, de los años 90 en Argentina, tal vez no imaginaron que iban a tocar tanto tiempo y llegar a tanta gente alrededor del mundo. Hoy en día, la banda de reggae Nonpalidece celebra sus 20 años haciendo música con una gira única que hilvana Sudamérica, Centroamérica y, por primera vez, Europa.
Ahora fue el turno de Madrid, para corear y bailar los temas de esta reconocida banda. Lo que empezó como un concierto en la Sala Caracol (Bernardino Obregón, 18), terminó en una verdadera fiesta. Entre los gritos y la música, se dejaban oír voces emocionadas que dejaban claro cuánto habían esperado disfrutar en vivo temas como Dread al Control y Revolución.
Las personalidades de sus miembros se colaban por cada sonido, sumando un factor de diversión absorbente y una dinámica colectiva que son importantes en el escenario, más aún en una ciudad nueva, donde hay un público por conquistar. Un show en vivo no se trata solo de la música, el aspecto visual también es un elemento indispensable para un buen espectáculo y esta no fue la excepción. Y es que así da gusto ir a un concierto, cuando el sonido y las luces están perfectamente programadas y consiguen una fluidez natural con la banda, o mejor dicho, la orquesta. Cada miembro dominó con maestría su rol, reflejando la experiencia que aportan 20 años y la energía que aún conservan intacta como si se tratase de chicos de barrio.
Con influencia principalmente en el reggae roots, y la marcada presencia de una primera guitarra que le rinde tributo al rock, Nonpalidece se ha colocado como una de las mejores agrupaciones de este género en Latinoamérica. Sus cinco discos editados en estudio y dos en vivo lo demuestran, siendo Activistas el último de ellos, publicado en el año 2013. El repertorio fue variado, con melodías encendidas y otras más apacibles como Algo en que creer y Herencia. La respuesta del público fue enérgica y receptiva, lo cual motivó al vocalista, Nestor Ramljak, a tomar prestado el móvil de una fan y filmar durante unos segundos a toda la banda en pleno despliegue musical.
El dominio del escenario fue evidente desde el inicio y en poco tiempo supieron seducir a todos los asistentes. Es cierto que el lugar no reventaba de gente, pero como toda primera vez, el terreno es incierto y el resultado inesperado. Además, fue mejor así. En la música de Nonpalidece, el bajo se introduce en la columna vertebral; las guitarras se apoderan de los hombros; el teclado, de las manos; la batería controla la cintura; la percusión, los pies; los vientos, la cabeza; y la voz y los coros, se adueñan de las cuerdas vocales y hacen que uno cante, sin darse cuenta, hasta aquellas canciones que no conoce. Lo digo por experiencia propia. Es que el reggae produce justamente eso: baile y alegría, sonrisa y movimiento.
Reggae en el Universo y En el río, tuvieron un efecto decisivo en la audiencia, volviendo los bailes más frenéticos y obligando a los brazos a estirarse en dirección al techo. Hay personas escépticas que se pueden preguntar cómo el reggae hace posible esa reacción eufórica. Pues los invito a ir al siguiente concierto de Nonpalidece, pero si la espera los impacienta, escuchen uno de sus discos y no sean tímidos con el volumen.
(Fotos: Adrian P. / tilllate.es)
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El tema La Flor de su disco en vivo Nonpalidesenchufado (2008).
