Madrid es la ciudad del todo. Una metrópoli, núcleo de gases, prisas, cláxones, pisadas y flashes. Pero el todo es tan grande que caben también azoteas celestiales donde el sol sabe a silencio, donde encontrar templos egipcios que sorprenden en mitad de arquitecturas colosales, paseos en barca, palacios de cristal, y la posibilidad de pasar una tarde rural entre cien olivos y buena música.
A José Castillejo (1847-1945), un catedrático empeñado en mejorar la educación española para modernizar el país a principios de s.XX, se le ocurrió que en Madrid hacía falta algún espacio en el que respirar aire sano. Manchego y amante de la tierra, decidió comprar el Olivar del Balcón (en 1917) situado en el entonces pueblecito de Chamartín de la Rosa. Y hoy este jardín campestre sigue tan vivo como en su día. Espacio de cultivo tanto natural como intelectual, la Fundación Olivar de Castillejo (fundada por sus hijos en 1985) decidió mantener la esencia de este espacio, dotándolo de arte y de buenos alimentos.
Entreolivos es el nombre que recibe el restaurante de jardín, que abre desde abril de miércoles a domingo, con sabor de verano y música de primavera. Un retiro de conexión con la naturaleza, en el que dejarse llevar por el hilo de los sabores originarios de la tierra en diálogo con la espiritualidad musical de las actuaciones que acompañan la velada.
Quien en los próximos días de descanso tenga intención de sanear tensiones acudiendo a este entorno rural en plena capital, tienen la oportunidad de escuchar dos conciertos matutinos.
Sábado, 3 de mayo: Recital de piano María del Mar de la Rosa (12.30)
Domingo, 4 de mayo: Dúo lírico Pilar Aldea Mansilla (violoncelo) y Eduardo Martín Erice (piano)
Acceso 6€. Los conciertos cuentan con servicio de bar y catering.
Actuaciones musicales, escénicas y hasta exposiciones, la Fundación programa una oferta cultural que enriquecer junto a sus platos. Puede encontrar la agenda de las próximas representaciones, aquí.
