El pasado 22 de octubre fui a la Fiesta de la Trashumancia, en la que más de 2.000 ovejas atravesaron Madrid desde la Casa de Campo hasta la Plaza de Cibeles. La trashumancia es una costumbre ganadera cuya tradición dura ya más de 600 años. Desde octubre de 1994, se celebra en la capital esta fiesta para reivindicar la importancia de la ganadería en España a lo largo de la historia.
Después de disfrutar de la fiesta y visitar las actividades protagonizadas por el ganado, llamé a mi madre por la noche y le mostré las fotos y vídeos de la trashumancia. «¿Por qué los españoles tienen tantas fiestas y nosotros tan pocas?», me preguntó. «¡Porque les gusta la fiesta!», le respondí, a lo que ella dijo: «Pero a nosotros también, ¡a todos los humanos les encanta la fiesta!».
En ese momento, me sentí un poco triste por mi país y mis compatriotas porque en España aprovechan este tipo de eventos mucho mejor que en China. En España casi todos los meses se celebran fiestas, y todas las ciudades y los pueblos también tienen fiestas populares, con la gente cantando y danzando alegremente. Pero las fiestas no sirven solo para alegrar a la gente, sino que también son una buena manera de mantener la cultura. Por ejemplo, en la Fiesta de la Trashumancia los protagonistas no son solo las ovejas y los pastores, lo son también las personas que participan en el evento, llevando la ropa tradicional y los zuecos, cantando canciones y bailando la jota. En mi opinión, esta es una excelente forma de transmitir la cultura a través de las generaciones. Además, la gente puede sentir la nostalgia emocional a través de las diferentes actividades que se programan.
Por desgracia, en China no hay tantas fiestas. De verdad que no las hay. Antes, tiempo atrás, sí que las teníamos, pero no mantenemos muchas. La mayor parte de las etnias chinas (en China hay 56 etnias, pero el 92% es etnia han, el resto son etnias minoritarias) tienen sus fiestas especiales, pero cada vez son más menos representativas debido a la asimilación de las costumbres de la etnia mayoritaria. Por otro lado, la economía de China aumenta muy rápido y la mayoría de la gente concentra su atención en trabajar para ganar dinero, por lo menos hasta ahora. Mucha gente no tiene más tiempo para transmitir y desarrollar su cultura. No sé si algún día los chinos se arrepentirán de no haber mantenido sus ricas tradiciones culturales.
