Es año de conmemoración, el del bicentenario de nuestra primera constitución, y el mundo del arte no se resiste a homenajearla desde todas sus ramas. Ahora con dirección y coreografía de Sara Baras, que regresa a los escenarios tras dos años, la Pepa es flamenco. Dividido en seis estampas que recorren desde el horror de la Guerra de la Independencia hasta el presente el espectáculo nos atrapa con la maestría a la que Sara Baras nos tiene acostumbrados.
Seguidillas, fandangos, tanguillos o bulerías dibujan la alegría de la promulgación de la constitución de 1812 a través de un elenco de artistas mayoritariamente de Cádiz, ciudad que acogió el mismo 19 de marzo el estreno del espectáculo que tiene programado una gira mundial de tres años.
Keko Baldomero es el encargado de la música que se ve engrandecida en cada acorde por los zapateaos, mientras Oscar Marchena se ocupa del espectacular diseño de luces que llenan cada estampa fomentando la emotividad y la pasión de la libertad conseguida. La escena, que sólo presentaba dos arcos de piedra a los lados, se convirtió en una callejuela gaditana para la segunda pieza, una de las más brillantes del repertorio, que representaba paz, vida, esperanza y serenidad. Un recorrido de doscientos años en dos horas que nos transporta a las ilusiones de un pueblo que sólo buscaba un futuro.
Diría que en esta coreografía la Pepa es energía, vitalidad, lucha y descanso; pero lo describe mucho mejor la propia Sara Baras; «dicen que la Pepa no es solo un símbolo, dicen que la Pepa es un sentimiento, es una actitud, una manera de sentir, una forma de ser, un carácter, una esperanza…».
