‘Delibes’, 100 años en una hora

El pasado 17 de octubre se cumplieron 100 años del nacimiento de Miguel Delibes. Desde entonces, numerosos homenajes han recorrido la geografía nacional para recordar a uno de los pilares de las letras españolas. La Biblioteca Nacional, junto con la Fundación Delibes y Acción Cultural Española, ha querido sumarse a la celebración del autor vallisoletano, creando una ambiciosa exposiciónDelibes, que está compuesta por más de 250 piezas, procedentes de instituciones como la Fundación Miguel Delibes, la Real Academia Española, El Norte de Castilla, la Fundación Juan March o la propia Biblioteca Nacional. El recorrido, que no puede durar más de una hora debido a las restricciones de aforo, abarcadesde su infancia en los campos castellanos hasta su ingreso en la Real Academia de la Lengua. 

‘Ciclista, cazador, periodista y profesor’

En la primera parte, el itinerario expone las pasiones del escritor, como el ciclismo o la caza, así como diversos aspectos relativos a su trayectoria profesional. En este fragmento de la muestra podemos examinar sus diarios de caza o los prismáticos que utilizaba para el avistamiento de aves, objetos que reafirman la importancia de la naturaleza y el medio rural en la vida y obra del pucelano. Además, podemos admirar documentos tan ilustrativos como el programa poblado de anotaciones que usaba para impartir sus clases de Derecho Mercantil, que estuvo compaginando con la dirección del diario El Norte de Castilla durante prácticamente toda su vida.

‘Un viaje por la imaginación del escritor’

Pero su biografía dio un vuelco en 1948, con la concesión del Premio Nadal por su novela La sombra del ciprés es alargada. A partir de entonces, y aunque siguió dando clases y trabajando en el periódico, pasó a ser reconocido como un escritor de éxito. Una muestra de ello es la correspondencia que mantuvo con su editor, así como las noticias de la época acerca de la concesión del premio, que se pueden consultar la exposición.

La mayor parte de los documentos correspondientes a su obra se encuentran en el ecuador del recorrido. Llegados a este punto, avanzamos hacia un oscuro cubículo, en el que se erigen varias columnas iluminadas por un haz de luz. En cada una de esas columnas está depositado el manuscrito de alguna de las más importantes obras de Delibes, como El herejeCinco horas con MarioLos santos inocentes o El camino.  La voz de José Sacristán emerge de los altavoces como una letanía incesante, narrando pasajes de las novelas. La increíble colección de obras maestras que ahí se recoge, se halla presidida por el lugar que las vio nacer: el escritorio Miguel Delibes. 

‘Su mejor mitad’

Cuando, siguiendo la sombra de un ciprés alargado, me acerqué a la Biblioteca Nacional, lo hacía con la emoción de quien visita a un viejo amigo. Al deseo de rememorar años pasados y encontrarme con añejas sensaciones, se unía la necesidad de saber de él, de conocer nuevos aspectos sobre su vida. Ahora, una vez recorridos los pasillos de Delibes, puedo confirmar que esos anhelos han sido resueltos. 

La última parte de la exposición está dedicada a su vida familiar. A los testimonios de sus descendientes, contenidos en un vídeo, hay que sumar las numerosas referencias al amor de su vida: su mujer, Ángeles Castro. El retrato de la misma que elaboró Eduardo García Benito -y que dio nombre a la novela Señora de rojo sobre fondo gris, preside el espacio. Su etérea presencia se extiende por toda la sala, al igual que lo hacía por el corazón y el trabajo de Delibes. Y es que es imposible comprender la vida y obra del escritor vallisoletano sin el pilar que él describía, en su discurso de ingreso en la Real Academia Española, como su mejor mitad. Tal importancia se manifiesta en la memorabilia que rodea el cuadro, y tiene su mejor ejemplo en la máquina de escribir que ella le regaló a Delibes antes siquiera de que se planteara ser escritor. 

‘Delibes’ puede visitarse en la BNE hasta el próximo 15 de noviembre. Pasada esa fecha, se trasladará a la sala museo de La Pasión, en Valladolid, donde permanecerá hasta enero de 2021

Álvaro Ibáñez Pérez-Fajardo

Jurista y aprendiz de periodista cultural. Melómano constante y cinéfilo parpadeante.

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