A Nicanor Parra hay que leerlo del todo, desde su primeros versos hasta el último artefacto u obra pública. Como a todo gran poeta hay que leerlo y volverlo a beber. Solo así seremos capaces de vislumbrar el calado de su influencia en nuestra lengua. Leer a Parra es una experiencia que no deja indiferente a nadie. Te toca para bien o para mal. Con él no hay medias tintas, ni paños calientes, ni vuelta atrás, ni refugio posible, porque su palabra es una potencia subversiva que lo corroe todo. Para él su compromiso es más importante que la belleza o lo elevado.
La poesía es bastante más que cualquier convención: arrasa hasta con los escenarios poéticos que encuentra por su camino, poniendo en evidencia sus solemnidades retóricas, sus pompas, el boato y sus máscaras. El poeta chileno ha venido a «situarse en el mundo» con todas las herramientas de su antipoesía.Las estructuras sobre las que compone su poesía, su antipoesía, son originales y propias. Clava con ahínco sus raíces en lo popular. Su lenguaje es puramente coloquial, como el que practica el hombre de la calle. Su idioma es claro y sencillo, con pinceladas de tonalidades escépticas y burlonas, sembradas de humor. De sus arremetidas no se escapa ni su propia autoría. Es irónico, irreverente, con todos y con ninguno de los respetos, desmitificador, desconcertante, crítico hasta las últimas consecuencias. Pero que los árboles no nos impidan ver el bosque, debajo de todo esta socarronería, de la aparente agresividad, reposa el drama de la existencia, con la mochila de contradicciones y alienaciones que implica una existencia. La angustia que produce la vida contemporánea dominada por la parcialidad, la incertidumbre de un futuro que no sabemos si vendrá y la inminencia de la muerte. A veces, en sus textos, parece que se ha impuesto el absurdo, el sin sentido, pero es solo un espejismo, un truco que el poeta lúcido y de aguda visión utiliza para subrayar aquello que le interesa iluminar, o colocar en penumbras y oscuridad para dotarlo de sentido completo.
En 2011 se le otorgó el galardón más importante que se da a las letras en español, el premio Cervantes. Y con este premio se viene a decir que don Miguel de Cervantes está más vivo que nunca. Y eso es algo que hay que celebrar sintiendo a Parra, otro genio lúcido heredero y engrandecedor del idioma.
