El destino forma parte de nuestras vidas. Sin él, nada de lo que nos sucede tendría sentido. Esta reflexión es, sin duda, el argumento principal al que conlleva de forma irremediable el libro Sin destino. A pesar de que la historia que se narra en él se centra en el tiempo que pasó un judío húngaro en varios campos de concentración nazis, no es una novela como tantas y tantas otras que giran alrededor de este contenido. Sin destino no habla sobre los campos de concentración nazis de un modo melancólico, sino que trata de apelar a la fuerza del destino como fuente principal de la novela. Huye de ese recurso tan utilizado en ocasiones como es la nostalgia. Esa nostalgia que emociona tan fácilmente al lector, pero que no aporta nada más.
A pesar de que el tema se centra en las penurias y carencias a las que tienen que hacer frente los presos de cualquier campo de trabajo, la visión del protagonista es diferente. Considera que el recuerdo de los campos de concentración es uno más de todos los que atesora a lo largo de su vida. Feliz o no, pero es un recuerdo más. Como tantos otros. Una falta de dramatismo que se agradece en nuestros días.
El autor, Imre Kertesz -Nobel de Literatura en 2002- vivió parte de esta realidad que muestra el libro, ya que también convivió parte de su vida con varios campos de concentración nazis. Sin embargo, nada de lo explicado en la novela hace pensar que lo que ahonda en ella sea una autobiografía.
Título: Sin Destino
Autor: Imre Kertész
Editorial: El Acantilado
Páginas: 264
Año edición: 2002
