LA NIÑA DEL VESTIDO ROJO

Niña musulmanaEn la sala de oración de las mezquitas, en árabe denominada, oharam, las mujeres y los hombres rezan por separado. En esta gran habitación un grupo de indonesias están orando. La alfombra de mujeres se dispone en filas paralelas de cara a la Meca, y en medio de esta niebla de Chadors blancos, destaca un punto de color rojo, una niña ajena todavía a religiones, rezos y rituales. Me atrevería a decir que nos mira, que reclama nuestra atención.

 En Indonesia, uno de los países con mayor población islámica del mundo, esta escena debe de ser de lo más común, pero para mi, una occidental que desconoce por completo la religión islámica, sus ritos y costumbres, este grupo de mujeres me inquieta.

 La oración es el segundo pilar del Islam. No es necesario rezar siempre en la mezquita, se acude cuando se quiere realizar la oración colectivamente, sobre todo los viernes y en determinadas fechas señaladas. Este es el caso de esta imagen, un rezo comunitario en una de las fechas que más significado tiene para el mundo musulmán, El Ramadán.

 La oración consiste en la recitación de determinadas fórmulas y versículos del Corán, acompañada de una serie de inclinaciones. Estos movimientos son los que han creado el efecto de enfoque-desenfoque de algunas de las mujeres en la fotografía a diferencia de la niña que se encuentra en el centro de la imagen y esta completamente definida.

 El blanco y el rojo, los tonos predominantes de esta fotografía, son también los colores de la bandera indonesia. ¿Casualidad o intencionalidad? lo cierto es que en su contraste radica la energía de esta instantánea. La simbología de los colores varía dependiendo del país. En Indonesia el blanco significa pureza y representa el alma o espíritu del ser humano. El rojo simboliza el cuerpo humano o la vida física. La combinación de esos dos colores designa al ser humano completo.

 El encuadre horizontal sugiere quietud, tranquilidad y suele utilizarse normalmente para paisajes y para retratos de grupo. En esta ocasión es el más acertado puesto que las salas de oración de las mezquitas son más anchas que largas, y así el fotógrafo ha conseguido abarcar a un mayor número de fieles. El picado nos aporta una visión de conjunto. No importa que veamos las caras de las mujeres, ni siquiera que distingamos, en algunas partes de la imagen, unas de otras, lo primordial es ellas como grupo y dentro de ese todo, la niña, la niña del vestido rojo.

El poder de una gran fotografía radica también en lo que nos hace imaginar. Las mujeres musulmanas atienden a rezos en la víspera del primer día del mes de ayuno islámico del Ramadán en una mezquita en Surabaya, East Java, Indonesia. 31 de agosto 2008 (REUTERS, Pamungkas)

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