GHOSTFACE NUNCA DEBIÓ VOLVER

Suena el teléfono y se escucha la misma voz distorsionada y la misma pregunta de hace 15 años: “¿Cuál es tu película de terror favorita?”. Querido Ghostface, no sabría elegir una, pero si que sabría decirte cual NO es mi peli de miedo preferida: Scream 4. Carafantasma ha vuelto, pero ya no da nada de miedo y se ha convertido en un plasta.

Sidney Prescott (Neve Campbell), ahora autora de un libro de autoayuda, regresa a su pueblo natal, Woodsboro, en la última etapa de la gira promocional de su obra. Una vez allí, vuelve a encontrarse con el ahora sheriff Dewey (David Arquette) y Gale Weathers (Courteney Cox), que se han casado, también con su prima Jill (Emma Roberts), y su tía Kate (Mary McDonnell). Desafortunadamente, la reaparición de Sidney trae consigo el regreso de Gosthface, poniendo en peligro a Sidney, Gale, y Dewey, Jill, los amigos de ésta y toda la ciudad de Woodsboro.

 Scream empezó como un homenaje a las slashers de los 70 y 80 (Halloween, Viernes Trece, Pesadilla en Elm Street o La Masacre de Texas) y se convirtió en la predecesora de otros éxitos comoSé lo que hicisteis el último verano, Leyenda urbana o Cherry Falls, pero ninguna alcanzó el éxito de la saga de Ghostface. Como suele pasar, el dinero llama a más dinero, y así, esta cuarta parte se ha convertido en un déjà vu, pero de los malos.

Scream 4 es un paseo por la memoría de los que nos tragamos la saga entera y disfrutamos de los primeros pasos de Ghostface. Pero este personaje ya está un poco pasado de moda y es fácil sentir lástima por el director, Wes Craven, y el guionista, Kevin Williamson, porque, claramente, se han quedado sin ideas nuevas y su capacidad de crear tensión o angustia es nula y, en varias ocasiones, roza la ridiculez.

En esta película el terror brilla por su ausencia. Sangre si hay, mucha, y alguna que otra tripa también, además de un par de sustitos de esos que te hace moverte del asiento y te salvan de quedarte dormido, pero ya está. Todo es realmente previsible, con miles de referencias y parodias a la saga, diálogos que aburren y mucha puñalada prescindible. Los personajes antiguos son ya una caricatura de lo que fueron y no dan más de sí: Courtney Cox y David Arquette lo intentan, pero no hacen gracia, y la sosería de Neve Campbell, aunque parezca imposible, aumenta con los años. Pero bueno, Scream 4 también tiene sus encantos momentáneos, como el inicio del filme, por ejemplo, lo único que se salva de toda la película: desconcertante, divertido y metacinematográfico.

Por lo demás, es una película que sobra (igual que sobraba la tercera parte), pero ésta todavía más porque, además de todo, se hace pesada y, por si ésto fuera poco, el final es realmente absurdo.

La que escribe fue al cine pensando que la película sería mala, pero ese adjetivo no hace justicia: esta película es una tomadura de pelo y consigue que uno se levante de la butaca sin tener muy claro si ha visto Scream 4 o Scary Movie 5. Es hora dejar a Ghostface descansar en paz.

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