El asesino más carismático de los últimos años –con permiso del “psicópata americano”, Patrick Bateman– volverá el próximo domingo a la cadena estadounidense Showtime rozando el ecuador de la sexta temporada de Dexter.¿Pueden los hombres cambiar y vencer a sus demonios?, ¿hay esperanza para los que no creen en nada? Los cuatro episodios emitidos hasta la fecha hacen presagiar que, en esta nueva trama de tintes bíblicos, el asesino pelirrojo dará un paso más en el proceso sobre el que gira la serie: la humanización del monstruo.
En las anteriores temporadas surgieron sentimientos en el autómata frío y calculador que es Dexter: amor por su esposa Rita, rabia por su pérdida, miedo por el futuro de su hijo… La evolución natural del personaje le ha obligado a plantearse cuestiones trascendentales que no preocupaban al asesino, pero sí al padre y hermano.
De este modo, religión y fe hacen acto de presencia en una de las series actuales de mayor éxito y llegan para remover los cimientos del dios justiciero cada vez más flexible en sus rituales. ¿Es posible que el “pasajero oscuro” que habita en lo más profundo de su mente, retorciéndose y palpitando como una lombriz en sal, termine por desaparecer? La serie ha sumado seguidores temporada tras temporada llegando a superar los dos millones de espectadores en Estados Unidos. Si ciertamente el asesino encantador que todos querríamos tener como vecino está cerca de colgar los cuchillos, sólo se puede esperar un final a la altura de uno de los personajes más carismáticos de la pequeña pantalla.
