LOS OJOS AMARILLOS DE LOS COCODRILOS

Tengo una bonita estantería de madera en mi habitación en la que se puede encontrar obras de todo tipo, guías de viajes, libros de pintura, manuales de fotografía, de derecho, libros de introducción a las finanzas, de autoayuda, novelas y La Biblia. Libros y más libros que compré en su momento con la ilusión y el firme propósito de leer. Libros que comencé, pero que no he terminado. Libros y más libros que decoran mi dormitorio.

Algunas personas nacen con una novela bajo el brazo, sí, me refiero a esos que llevan devorando libros toda su vida, esos que encontraron a una edad muy temprana el gusto por la lectura. Pero para el resto, para los que con los años y con esfuerzo nos hemos ido obligando a leer, cuando llega esa obra, esa que hace que te des cuenta de que, lo que hacías un poco por deber, se ha convertido en hobby, ya lo has conseguido. Has entrado en el maravilloso mundo de los libros.

 Yo encontré mi libro, en la cuarta balda de mi estantería. Supongo que igual que cogí ese podría haberme decantado por otro, pero lo cierto es que, Los ojos amarillos de los cocodrilos de Katherine Pancol, fue una buena elección, me cautivó por completo.

La separación del matrimonio de Josephine y Antoine es el punto de partida de esta historia. Él la abandona y decide irse a trabajar a un granja de cocodrilos en África, mientras ella se enfrenta a su nueva vida junto con sus dos hijas, Hortense y Zoe.

Esta novela sucede en París, y es la historia de una familia, de una mujer que tendrá que enfrentarse a distintas situaciones, hacerse fuerte, evolucionar y tomar las riendas de su propia vida, hasta entonces regida por su hermana, Iris, y su madre, Henriette.

Los ojos amarillos de los cocodrilos es una historia de amor, de amistad, de traición, de dinero, de inseguridades, de sueños. Esta llena de risas y de lágrimas, es real, es como la vida.

Tengo una bonita estantería de madera en mi habitación en la que se puede encontrar obras de todo tipo, pero en mi mesilla de noche, en un lugar privilegiado, ya he dejado un hueco para El vals lento de las Tortugas.