Recuerdo cuando empecé a venir a Madrid para ver teatro. En mi mente provinciana, me sorprendía la austeridad del público de la capital. Lo que en Sevilla hubiera arrancado bravos y ovaciones, en Madrid se resolvía con un breve aplauso. Con el tiempo aprendí
Las complejas relaciones personales, las diferencias sociales, la lucha por la supervivencia, la provocación, la pasión y el desprecio. Son todos temas dramáticos y universales. Lo cierto es que son tan relevantes y humanos que siempre pueden llegar a un público. Siempre,