¿Quién teme a Carmen Machi?

teatro la latina

La actriz está montruosamente grandiosa en la obra de teatro ¿Quién teme a Virgina Woolf?, que finalizó el pasado viernes en el Teatro La Latina.

Carmen Machi

Penúltimo día de actuación para los intérpretes de la obra, ¿Quién teme a Virgina Woolf?, que lleva desde el 21 de octubre representándose en el Teatro La Latina. Si a nadie le dejó indiferente la película basada en esta pieza teatral del dramaturgo Edward Albee y, por consiguiente, la actuación de una Elizabeth Taylor y un Richard Burton sobresalientes, tampoco lo ha hecho la versión que ha ofrecido el argentino Daniel Veronese con una más que correcta maestría.

Martha y George son un matrimonio que se profesa un odio sin límites. Humillaciones continuas, una autodestrucción jamás conocida por el ser humano, en definitiva, el salvajismo e instinto animal más puros. Ambos creyeron conocer la felicidad en algún momento de sus vidas pero la personalidad de George, por un lado, y Martha, por otro, les convertirá en unos seres incapacitados para amarse. Esa abnegación por el respeto y amor mutuos implicará a la pareja formada por el atractivo Nick, colega de George, y de la tímida Honey, en una de sus violentas discusiones. Ese “sueño americano”, como apunta Martha en un momento de la obra, que vive esta azucarada y joven pareja, es tan falso como el engaño que sufre la sociedad estadounidense del momento. Sin embargo, la desnudez de los anfitriones, esa descarnada pero sincera desnudez, llevará a enfrentarse a ambos matrimonios con una crueldad irreversible y dolorosa.

La intensidad de esta pieza teatral viene dada, sobre todo, por las interpretaciones de Carmen Machi y Pere Arquillué. La pareja protagonista muestra unas dotes dramáticas a las que, por lo menos, la actriz no nos tiene acostumbrados. Una grata sorpresa ha sido la revelación de esta otra faceta de la intérprete, probablemente, una de las más versátiles del actual panorama cinematográfico español. Machi, a veces, se muestra demasiado histriónica en su papel pero realmente lo requiere la naturaleza de su personaje. La  misma histeria roza la actuación de Pere Arquillué, en la piel de George, pero consigue poner los pelos de punta al espectador que es consciente de que un hombre alcohólico y autodestructivo como él no puede ser de otra manera. El feeling que mantiene la pareja protagonista hasta el final no lo logra una empalagosa Mireia Aixalà ni un soso Iván Benet, que llevan al límite la cursilería sin ser realmente necesario.

La escenografía es correcta, se ajusta bastante bien al domicilio de un matrimonio burgués. Sin embargo, el vestido que luce Carmen Machi  durante la obra no le hace ningún favor y estropea el aura de femme fatale que debería caracterizar a Martha. Pero estas son solo pequeñas puñaladas que, desde mis manos, recibiría la obra dirigida por Veronese. El aire asfixiante de la obra es tan real que el espectador quedará verdaderamente hipnotizado en su asiento.

¿Quién cree que Carmen Machi es mala actriz?

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