MORENTE SE DESPIDE CANTANDO A PICASSO

Cartel del documental

Pocos días después de su muerte, estaba más vivo que nunca. No se fue del todo y gran culpa de ello la tuvo el documental que lleva su nombre. El gran cantaor flamenco, Enrique Morente, ha dejado constancia de su arte en cada uno de los noventa y dos minutos en los que el granadino canta a Picasso y a una Málaga cuya despedida desgarrada ha sido declarada ya Patrimonio Cultural. Emilio Ruíz Barrachina, su director, ha hablado con nosotros para contarnos sus impresiones acerca de un documento único.

“Conocí a Enrique Morente en 2006, cuando estaba grabando el documental sobre Lorca y en 2008 él grabó el disco Pablo de Málaga. Tras conocer su trabajo, le propuse hacer un documental sobre ello por su gran fuerza visual y en 2010 comenzamos a grabar teniendo como base unos conciertos que nacieron con la intención de ser irrepetibles”

Morente frente al Guernica

Únicos fueron estos conciertos como únicos son los momentos que nos regala Morente, que nos presenta al artista más genuino pero también al padre y al marido. Su familia es una parte fundamental y no sólo Estrella canta a su padre sino también los otros dos hijos: Soleá y José Enrique que, seguro, darán que hablar. Sus prodigiosas voces se intercalan con declaraciones que nos acercan aún más al genio flamenco. Y así, sin un hilo argumental claro, con las emociones como únicas unificadoras de este collage, su cante sirve de conexión al diálogo que se establece entre los otros dos protagonistas: Picasso y su barbero. Los tres darán forma a una historia cantada con poemas que reflejan la vida del malagueño y esos sentimientos que sólo pueden expresarse a través de las canciones. El momento más especial es, sin duda, el cante jondo que le dedica al Guernica, el diálogo de dos genios frente a frente. Un momento irrepetible de un artista que no podrá encontrar sustituto.

Enrique Morente al final del documentalTras su muerte, el documental cobró, si cabe, una importancia mayor aunque su director, Emilio Ruíz Barrachina, no quiso cambiar su sentido. “Todo el equipo teníamos que tomar la decisión de mantenernos fieles a la idea inicial o de ceder a las presiones que recibimos por parte de algunas televisiones para convertir el documental en un obituario. Tras hablar con la familia, decidimos respetar la película que él quería y alcanzó a ver el día antes de entrar en la clínica”. Después de ese día no pudo terminar de ver su último trabajo, la última aparición de un genio del flamenco. Género que también ha sido llevado al cine en otras ocasiones. Flamenco o más recientemente Flamenco flamencodel amigo de Barrachina, Carlos Saura, recogen también el espíritu del duende del sur. Un arte que todavía puede disfrutarse en la gran pantalla con un material que representa el testamento audiovisual del gran Enrique Morente.

 

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