Calor, carteras vacías y buena gente. Son tres constantes que no faltan en ningún Salón del Cómic que se precie y Expomanga no es ninguna excepción. La X Edición del Salón del Manga de Madrid, celebrado del 6 al 8 de mayo en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo, ya es una cita imprescindible para todo aficionado al cómic, manga, videojuegos, literatura, cine, música, juegos de mesa, cosplay… Un batiburrillo que prácticamente alcanza todo y a todos.
Después de varios años en el Pabellón de la Pipa, Expomanga se ha mudado de sede, montando su cuartel general en el Pabellón de Cristal, donde se celebró en diciembre el pasado (y descafeinado) Expocómic. Sin embargo, AEAC (Asociación Española de Amigos del Cómic) ha aprendido de sus errores y esta vez han destinado la planta baja del recinto, más grande que la superior, para el evento. Resultado: un amplio espacio por el que se podía caminar sin grandes aglomeraciones, mejor ventilación, mayor comodidad para los expositores y mucho sitio para hacer cola.
Y es que el sábado y el domingo hubo que guardar una interminable cola para todo: conseguir las entradas, comprar chuches, entrar en el bar, jugar a la consola e incluso para ir al baño. A alguna lumbrera se le ocurrió que con un servicio sería suficiente para miles de personas. Craso error. Las colas que había para entrar en el excusado asustaban al más pintado. Pero qué mejor manera que evitar las aguas menores que ponerse a sudar a chorros. Entre el calor que emitían los focos de los stands y el calor humano que emiten los frikis, el ambiente estaba bastante caldeado. Pero un Salón no es un Salón si uno no se cuece vivo.
El embajador de Japón, el Excmo. Sr. Fumiaki Takahashi, y el director de Expomanga, Emilio Gonzalo, dieron el pistoletazo de salida el viernes junto a Isabel Rosell, Directora General de Archivos, Museos y Bibliotecas de la CAM, y la ilustradora Arantza Sestayo, que hizo entrega al embajador de algunos originales que varios autores y aficionados españoles quisieron ofrecerle como gesto de solidaridad por la tragedia del terremoto de marzo. Un día tranquilo para pasear, hacer el reconocimiento inicial y realizar las primeras compras.
Expomanga no se ha lucido nunca precisamente por las exposiciones, y en eso tampoco ha fallado este año. Ilustraciones de Arantza Sestayo, una muestra de trajes de cosplay de la Asociacion Uzu y algunos dibujos de Van Durán y Kaouru Okino eran todas las exposiciones que podían verse en el Salón. Con el paso del tiempo, estos eventos se han convertido en un centro de reunión social que básicamente consisten en vender, vender y vender. Esto no es malo en sí, siempre puedes encontrar algún tomo de alguna colección que dabas por perdido, merchandising que ni habías soñado o alguna ganga a precio de saldo. Las asociaciones se vuelcan en organizar actividades, aunque son las tiendas las que se llevan el protagonismo.
Pero vale la pena echar un vistazo a los alrededores. Más allá de los tradicionales concursos de cosplay y el de karaoke, se celebraron todo tipo de competiciones y talleres: softcombat, gymkhanas, Munchkin, Jungle Speed, trivial, relatos cortos, go, actividades infantiles, WOW, Pokémon DS, Magic, dibujo, Super Smash Bros, Para-Para, Naruto Wii, Yu-Gi-Oh, Mario Kart DS… En un escenario secundario, los espontáneos lo daban todo bailando y haciendo gorgoritos como si estuvieran en el plató de Factor X. En el stand de Padis incluso podía observarse a un afanado chaval haciendo sin descanso todo tipo de cubos de Rubik contrarreloj. Justo enfrente, Atlántica 3.0 lucía material exclusivo de Juego de tronos. Un par de “calles” más allá, la gente de Dofus lanzaba merchandising promocional y, al otro lado, FantasyTienda regalaba gominolas de Mario y Yoshi, utilizando el “buenrollismo” para vencer al cansancio que conllevan tres días intensos.
Y así, sin más, otro Expomanga ha cerrado sus puertas. Atrás quedan los encuentros añorados y los ratos pasados en compañía de los amigos que, al fin y al cabo, es lo mejor de los Salones y lo que siempre nos queda para el recuerdo. Incluso más que esa figura edición “especial-ultra-mega-friki” que has visto por el rabillo del ojo, que te ha costado el mismo y que te hace suspirar cada vez que la contemplas. Cajas y más cajas para empaquetar todo lo que no han arrasado las hordas de asistentes y hasta el Salón que viene. Nos vemos en el Expocómic 2011.
