Ramón Lobo: “Yo no sé si he hecho la paz… pero acabó la guerra”

"Yo no sé si he hecho la paz... pero acabó la guerra", Ramón Lobo mostrando su libro
"Yo no sé si he hecho la paz... pero acabó la guerra", Ramón Lobo mostrando su libro
«Yo no sé si he hecho la paz… pero acabó la guerra», Ramón Lobo mostrando su libro ‘Todos náufragos’

Antes de tomar asiento, el escritor saludaba risueño a gran parte de los asistentes. Periodistas, familiares, amigos, seguidores… Muchos eran los que no querían perderse la ponencia. El periodista y corresponsal Ramón Lobo bajó sus armas y presentó el pasado jueves en la Asociación de la Prensa de Madrid su libro más personal, titulado Todos Náufragos (Papel B, 2015). Fin de su guerra. En éste relata partes de su vida familiar que marcaron su experiencia. En especial, la relación con su padre al que apoda en el libro “Lobo generalísimo”. En éste destaca la destrucción de una España sin memoria histórica. El periodista recuerda su pasado para entender quién ha sido y por qué ha querido huir.

Todos náufragos no se centra en guerras ni en niños-soldado como Isla África (Seix Barral, 2001). Ramón Lobo, usando herramientas de la crónica latinoamericana, ha sabido encontrar para este libro su forma particular de llegar al lector sin ahogarlo con el uso de la primera persona. Narrando el caso de su familia durante el franquismo en España, quiere retratar muchas otras. “Es un país silenciado donde las mismas familias han estado calladas”, un país “de náufragos, en el que no hay sentido de la colectividad”, puntualizó el periodista. Ramón Lobo ha trabajado durante veinte años cubriendo conflictos para El País en Croacia, Albania, Irak, Líbano, Uganda, Zimbabue, Filipinas o Argentina, entre otros. Ahora colabora en distintos medios como la SER, InfoLibre, eldiario.es o El Periódico de Catalunya.

El periodista Ramón Lobo durante la presentación de 'Todos náufragos' en la Asociación de la Prensa de Madrid
El periodista Ramón Lobo durante la presentación de ‘Todos náufragos’ en la Asociación de la Prensa de Madrid

“Me ha sorprendido cómo te desnudas”, decía con tono irónico Bru Rovira. “Es un libro de alta complejidad literaria, como pocos hoy en día”, afirmaba Sol Gallego Díaz. Los dos periodistas, junto con Juan Diego Botto y Javier del Pino, fueron los encargados de acompañar a Ramón Lobo en su presentación. En la cita predominó la reivindicación, la queja. Hablaron de una España sin memoria histórica y mal gestionada, de un periodismo efímero y etiquetador. “El periodismo de hoy ya no da margen a la paciencia”, admitía Lobo. “Los periodistas a veces parece que tengamos que llevar una etiqueta”, decía Bru Rovira. Hablaron de grandes referentes como Kapuscinski o Borges. Narradores enamorados de la gente corriente. Militantes del periodismo de calle. Igual que Bru Rovira. Igual que Ramón Lobo.

Las voces sin cadenas impregnaron la sala de esperanza y motivación. Ramón Lobo recibía atento, con una mano sujetando la cabeza, los halagos y comentarios de sus compañeros. Y reflexionaba puntualmente sobre el miedo a decir las cosas o la dificultad de construir una democracia sana. “¡No se te oye bien!”, se quejaba impaciente alguien del público. “¿Y qué hago con el micrófono? ¿Lo subo? ¿Lo bajo?”, preguntaba Lobo satíricamente. “¿Lo subo? ¿Lo bajo?”, repetía otra vez riendo.

El periodista contó una manía muy representativa de su carácter y persona: “Cuando voy a un funeral me gusta preguntar si puedo coger las rosas. Entonces voy al cementerio civil y busco rojos para dejarlas”. Lobo, indignado con España, con la derecha, con la mala gestión de la izquierda, cree que “se deberían poner más carteles para señalizar los lugares donde tuvieron lugar cosas relevantes y merecedoras de recordar”. Y, muy sincero, resumía en una frase: “Somos un país sin ojos; sin palabras ni ojos”.

Ramón Lobo firmando 'Todos náufragos'
Ramón Lobo firmando ‘Todos náufragos’

Todas estas reflexiones están plasmadas en Todos náufragos, un libro en el que Ramón Lobo rompe las ataduras de su pasado y desentraña aspectos ocultos de su experiencia. ‘No hacer nada en el sofá es una actividad creativa que se descubre con los años y la humildad’, escribe Lobo en su libro. ‘En ese sofá me limpio por dentro después de cada desasosiego, de cada viaje al otro mundo; en él separo lo esencial de lo efímero. En ese aparente no hacer nada me alimento de vida ajena, hago mías sus experiencias’, sigue detallando. El periodista, más maduro que mayor, incluye pequeñas puntualizaciones que dotan a la novela de una calidad inclasificable. Una forma de narrar cuidadosa, propia de la crónica latinoamericana, que bien conocen escritores y periodistas como Marín Caparrós, Leila Guerriero o Juan Villoro.

“Yo no sé si he hecho la paz… pero acabó la guerra”, terminó diciendo el periodista sobre su lucha. Después de la presentación se formó una larga cola de espectadores que esperaban, con sus nuevos libros entre las manos, la firma y dedicatoria de Ramón Lobo en ellos. Él, saludaba con gracia a los que se acercaban a la mesa. Achinaba los ojos, reía y firmaba de una forma espontánea.

Paula Baldrich Izquierdo

Quise ser Harry Haller. Luego, Arturo Bandini. Quise ser escritora maldita pero, con el pelo corto y las gafapasta, me confundieron con hipster y ya no hubo manera. Así que, aprovechando la oportunidad, me infiltro entre las masas para descubrir nuevas tendencias culturales y contarlas al mundo. Partidaria del periodismo de largo aliento y los viajes improvisados. Respecto a mi personaje... ya veremos más adelante qué pasa.

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