Un Sherlock Holmes del siglo XXI

Sherlock Holmes: Juego de sombras

Viajamos al Londres de la época victoriana, un Londres oscuro, lluvioso e inundado por la niebla. Un Londres peligroso, continuamente amenazado por el crimen. El lamento de un violín sale por la ventana de uno de los edificios de Baker Street; una melodía que resuena en las paredes de las viviendas y en el pavimento. Sabemos lo que esto significa: Sherlock Holmes está en la ciudad, sin duda alguna preparándose para enfrentarse a un nuevo caso que nadie excepto él será capaz de resolver.

En 2009, Guy Ritchie (RocknrollaSnatch. Cerdos y diamantes) nos sorprendió con Sherlock Holmes, una apuesta arriesgada si tenemos en cuenta que las adaptaciones de creaciones literarias a la gran pantalla siempre resultan polémicas; y más aún tratándose del clásico de Sir Arthur Conan Doyle. Sin embargo, el director británico dio en el clavo y la película tuvo tanto éxito que, sólo dos años después, volvemos a tener al famoso investigador en nuestros cines. En esta nueva entrega, Sherlock Holmes: Juego de sombras, el detective se las tiene que ver con el Profesor Moriarty, una mente maestra del crimen y la magia negra, a la altura de la del propio Holmes, que por medio del asesinato y la destrucción se propone llevar a cabo un perverso plan. De tener éxito, el malvado profesor logrará cambiar el curso de la historia.

Sherlock Holmes

Como era de esperar, repiten Robert Downey Jr. en el papel de Sherlock Holmes y Jude Law en el de su inseparable Dr. Watson. Una pareja de actores que constituye uno de los puntos fuertes de la cinta: carismáticos y seductores, la química que se desarrolla entre ellos aporta un toque de frescura al clásico de Doyle. Frescura y actualidad, ya que ambos actores reinventan los personajes y nos ofrecen un Holmes y un Watson que distan bastante de los que encontramos en las novelas. Acompañan a la particular pareja algunas caras nuevas entre las que destacan Noomi Rapace, que no consigue romper del todo con Lisbeth Salander y da vida a una gitana en la que intuimos a la protagonista de Millennium; y un experimentado Jared Harris, el elegido para encarnar al némesis de Sherlock Holmes, el Profesor James Moriarty.

La cinta no destaca por su trama elaborada. Tampoco lo hace por tratar temas profundos y comprometidos. El cine de Ritchie no es bello ni delicado; sino enérgico, brusco, trepidante. Es un cine impactante, con espectaculares efectos especiales y un guion apasionante en el que no falta el toque de humor inteligente. No implica esto, sin embargo, que se descuiden los pequeños detalles: la potente banda sonora, la ambientación hiper realista y la fotografía sobresaliente rematan un trabajo redondo.

Acción, misterio, aventuras, crimen, suspense, amor; nada falta en la particular visión de Holmes por la que ha apostado Ritchie, una versión reciclada y adecuada al siglo XXI en la que el detective combina su gran inteligencia con un magistral dominio de las artes marciales. Así, Holmes sigue gozando de esa mente incisiva y sagaz que le lleva a sus grandes deducciones, pero su carácter audaz y su ansia aventurera le acaban convirtiendo además en un héroe de acción. Una combinación irresistible que ha catapultado la película a las más altas esferas del cine de entretenimiento. Sólo hay que ver el tráiler: sobran las palabras.

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