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‘The Follow’, de Wong Kar-wai: Mirar sin ser visto

Fotograma del cortometraje 'The Follow'

La historia del cine está repleta de ojos que escrutan desde la lejanía, mirando sin ser descubiertos: a través de unos prismáticos, ocultos entre las rendijas de una persiana veneciana, hábilmente agazapados tras una cerradura. Una curiosidad morbosa, la de quien espía, que tiene algo de metalingüístico cuando toma cuerpo en la pantalla, requiriendo de un meticuloso trabajo con el punto de vista del que quizá Alfred Hitchcock sea el máximo exponente: de La ventana indiscreta (1954) a Psicosis (1960), bajo el conflicto aparente de algunos de sus mejores filmes puede hallarse una sutil invitación a reflexionar sobre las implicaciones de la mirada cinéfila. Ver sin ser visto: allí donde voyeur y espectador son uno.

The Follow (2001), la aportación del cineasta hongkonés Wong Kar-wai al conjunto de cortometrajes que, bajo el título The Hire, hicieron las veces de campaña publicitaria para la alta gama de BMW a principios de siglo, traerá fácilmente al recuerdo del espectador, durante su visionado, los ojos azulados y averiguadores de un James Stewart acechante, el cabello dorado y enigmático de una Kim Novak acechada.

Al igual que Hitchcock en su Vértigo (1958), Wong Kar-wai, uno de los cineastas contemporáneos de mayor sensibilidad e inteligencia visual, articula su relato bajo el esquema de la misión “detectivesca”: un conductor (Clive Owen) recibe el encargo de vigilar desde la lejanía, sin ser descubierto, los quehaceres de la joven novia de una estrella de cine (Mickey Rourke), quien sospecha de su posible infidelidad.

Cartel del cortometraje 'The Follow'
Cartel del cortometraje ‘The Follow’

Un relato que, adherido a una tradición narrativa consolidada, se desarrolla no obstante según las personalísimas claves estilísticas de Wong Kar-wai: de la plasticidad de sus imágenes –el uso expresionista y psicológico de la luz y el color; la filmación de unos cuerpos que pululan por la urbanidad contemporánea– al uso fragmentado y rotundamente elíptico del montaje, eludiendo tantas veces la contextualización espacial y temporal de los acontecimientos y dotando al relato, por lo envolvente de su atmósfera, de la textura propia de una suerte de ensoñación.

El cineasta hongkonés Wong Kar-wai
El cineasta hongkonés Wong Kar-wai

Espectador y personaje son uno en este ejercicio de vigilancia: Clive Owen, aposentado tras la luna de su BMW, y el cinéfilo, postrado en su butaca frente a la pantalla, persiguen durante gran parte del metraje la espalda de una mujer que insiste en esconderse tras unas gafas oscuras.

Llegada la clausura, cuando les es dada la posibilidad de quebrantar la distancia necesaria para no ser descubiertos, espectador y personaje avistarán por vez primera el rostro desnudo de la joven; una tez al descubierto que será a su vez reveladora de las verdaderas razones ocultas tras la vigilancia encomendada.

En The Follow, Wong Kar-wai invita a su personaje a avistar desde la lejanía, amparado en la seguridad que otorga la distancia, pero también apela a su obligación moral de, llegado el momento, adoptar una postura frente a lo acontecido.

Léase su texto de la forma en que se quiera; quizá, por qué no, como un llamado al espectador contemporáneo que, pasivo ante la gran superficie blanca, tiene el deber de interrogar con mayor insistencia las imágenes que el mundo le invita diariamente a consumir.

Pelayo Sánchez

Escribidor busca perder el miedo a la página en blanco.

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