Martin Scorsese, Jane Austen o Queen son algunos de los nombres que la periodista Janire Zurbano menciona en nuestro cuestionario más rápido y personal
Alfred Hitchcock regaló a una pequeña Melanie Griffith una muñeca caracterizada como su madre, Tippi Hedren, en una estrecha caja de madera de pino. David Lynch diseccionaba, disecaba y volvía a “montar” peces y ratones. Woody Allen padece “archibutyrophobia”, miedo a morir
Leonardo DiCarpio da vida a Jordan Belfort, un corredor de bolsa que se ve envuelto en una investigación por fraude fiscal. Una historia real que Martin Scorsese lleva a la gran pantalla, en lo que muchos catalogan como su mejor regreso al
Todo está dispuesto, una sala llena, un público expectante y un hombre escondido en un rincón, mirando. Fundido a negro y comienza la cuenta atrás; tres, dos, uno y el espectador se sumerge en un micromundo ambiguo, desafiante, misterioso y potente.
Martin Scorsese con su última película, La invención de Hugo, nos ofrece una pequeña lección de historia del cine. Es un tributo a sus orígenes: a partir de las primeras películas de los hermanos Lumière hasta las ilusiones cinematográficas de Georges Méliès.Nacido
Ni las casi cuatro horas que Martin Scorsese dedica a la figura de George Harrison consiguen despejar del todo las luces y las sombras del que, probablemente, fuera el beatle más complejo y del que, con toda seguridad, fue el que más