Imagina ir al teatro y ser tú quien escriba el guión. Imagina sentarte en tu butaca e ir dando instrucciones a los actores para que lo hagan de esa manera que a ti te gusta, cual director teatral. Imagina elegir los escenarios,
Divertirse, pasar un buen rato, dejar los problemas apartados antes de pasar a la sala o por lo menos aprender a mirarlos de otra forma una vez estés dentro. Si a todo esto además le añades el humor y la improvisación,