El Alzheimer no tiene cura. Es una enfermedad neurodegenerativa, larga y fea palabra, porque a lo que se refiere es a la muerte celular, reduciendo así el número de neuronas. El síntoma más común es la pérdida de memoria. Pero, quizás, esto no es lo peor, pues en las últimas fases de la enfermedad se pierden las funciones biológicas, por ejemplo tragar, que, finalmente, llevan a la muerte. Os preguntaréis por qué hablo de esta terrible enfermedad, pero entre los estrenos de esta semana nos encontramos con Siempre Alice una película dirigida por Richard Glatzer y Wash Westmoreland (Quinceañera) y protagonizada por Julianne Moore (Los chicos están bien), Alec Baldwin (Blue Jasmine), Kristen Stewart (Crepúsculo) y Kate Bosworth (Superman Returns). Está basada en la novela homónima de Lisa Genova.
Es una historia cotidiana de una profesora de universidad (Julianne Moore) a la que diagnostican Alzheimer prematuro. Su vida cambia por completo y se da cuenta que la persona que siempre ha sido desaparecerá.
Siempre Alice no duda en retratar todos y cada uno de los altibajos que sufren estos enfermos. Sin embargo, no es una película que busque la lágrima de los telespectadores. Simplemente, muestra el día a día de una familia que tiene que lidiar con este trastorno.
Julianne Moore sorprende con una interpretación impecable. Quien conozca esta enfermedad de primera mano, reconocerá en esta actriz todos los pasos que sufren los afectados. Vemos durante una hora y media cómo se consume. No es de extrañar que se haya hecho con el Globo de Oro y, muy probablemente, con el Óscar. El resto del reparto pasa desapercibido, pues Moore les ensombrece.
