Roma en los tiempos de Caravaggio

Bacco

Michelangelo Merisi, conocido como Caravaggio, ha sido considerado el pintor más brillante de su época, dejando en la sombra numerosos artistas del siglo XVII. Por primera vez, tiene lugar en la capital italiana una exposición de pintura llamada Roma al tempo di Caravaggio, que permanecerá abierta en el Museo Nazionale di Palazzo Venezia hasta el 5 febrero de 2012.

 

La muestra cuenta con más de 140 obras de Caravaggio y de otros pintores de la época, desde Annibale Carracci hasta los hermanos Gentileschi. La intención de la exposición es reconstruir el panorama pictórico del siglo XVII a partir de las dos mayores corrientes artísticas de la época: el Clasicismo de los hermanos Carracci y el Naturalismo de Caravaggio.

En una época de grandes cambios políticos, sociales y sobretodo religiosos la pintura se dirige en dos direcciones paralelas pero distintas. El Clasicismo de los hermanos Carracci trataba de representar una naturaleza en línea con la tradición clásica, es decir una naturaleza ideal. En cambio, la corriente naturalista de Caravaggio consistía en una representación de la naturaleza tal como aparece en la realidad. Destacar y exaltar esta contraposición es uno de los objetivos de la exposición: mostrar dos caminos contemporáneos y opuestos por parte de los pintores más destacados e ilSant'Agostinoustres de dicho siglo.

Con ocasión de la muestra ha sido presentada por primera vez al público italiano una obra perdida en el siglo XIX: el Sant’Agostino. La obra, representa al santo en el estudio, ha sido recientemente recuperada de una colección privada española y produjo un intenso debate sobre su paternidad. ¿Se trataba realmente del Sant’Agostino, que Vincenzo Giustiniani había comisionado al Caravaggio? El misterio se pudo solucionar gracias a una etiqueta que el coleccionista español aplicó a la obra, donde se pudieron leer estas palabras: «Procedencia del Marqués Recanelli en la calle del gobierno». De hecho, el Marqués Recanelli en 1857 fue nombrado heredero de la colección Giustiniani.

A pesar de esta reconstrucción y de los evidentes rasgos pictóricos, no quedan dudas sobre la atribución del Sant’Agostino al genio de Caravaggio.

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