Por Francisco Solano
El profesor García Galiano ha recogido, en estas Lecciones de literatura contemporánea, una serie de artículos y ensayos, algunos ocasionales y otros directamente acuciados por la pasión, que en conjunto conforman un trazado tan sinuoso y persistente como la implicación de la literatura en la imaginación de nuestro tiempo.
Un rápido vistazo al índice nos enfrenta a una noción de la geografía que enseguida se amplía a territorios aún por explorar, un trayecto que se inicia en las glorias peninsulares (Francisco Ayala, Torrente Ballester, Antonio Prieto, Bernando Atxaga); atraviesa luego la obra de Borges, Cortázar, García Márquez y Vargas Llosa; y finalmente se explaya en una sucesión de inflamados asedios a autores y creaciones de distinta índole que abarca desde el mistificador Umberto Eco novelista al erotismo subyacente de Thomas Pynchon, con escala en la novelística de Hugo Claus, en la narrativa estonia en castellano y en los libros que ha generado la olvidada colonia de Guinea, para culminar con un análisis de The Wire, de David Simon y Ed Burns, que con ardorosa empatía el autor califica como «la serie de televisión más extraordinaria que jamás se ha realizado«.
Y, para citarlo todo, no falta en esta última sección una impulsiva operación de «crítica ficción» sobre la hipotética Gigamesh de Patrick Hannahan, escritor irlandés emergido de los espejismos de Stanislaw Lem, trabajo que de algún modo enlaza con el especulativo Borges y Giordano Bruno: la solución al enigma, sin duda el texto de más brillante ejecutoria de la colección, modelo de perspicacia e imaginación, que somete la totalidad de la obra de Borges a un escrupuloso escáner para detectar la «influencia», escasamente explicitada, de la cosmovisión del filósofo renacentista en las páginas del autor de El Aleph. Todo ello magníficamente articulado con el procedimiento de dudosa, y no obstante, «plausible» erudición del mismo Borges, de lo que resulta una vertiginosa celebración no solo de la facultad imaginativa, sino del potencial creativo de la lectura.
Y es justamente esta valoración de la lectura, participativa y reflexiva, el mérito mayor de este libro, por lo demás decididamente germinativo para esta época de falsas vehemencias. Porque lo que el profesor García Galiano aplica en estas lecciones, tras sortear la imposición académica, es una «crítica entusiasta a la imaginación de nuestros escritores preferidos».
Entusiasmo, en efecto, de lector agradecido a los grandes autores cuya obra muestra «una fe ilimitada en que la literatura, entendida como pasión y túnel, es la mejor vía para explorar las anfractuosidades del alma». Se trata, pues, de un libro determinado por ese azar favorable que confronta no solo la responsabilidad del profesor, sino el apremio de la intervención del lector activo, en constante dilema con la necesidad de la literatura y su significado.
Dirigido generosamente «a un público general«, el carácter divulgativo de estos estudios no restringe la precisión, el minucioso análisis ni el dictamen controvertido. Por lo demás, el fervor no se doblega a la aprobación común, ni se deja guiar por la inercia del consenso. Quien se asome a sus páginas ―y este es un libro para recomponer nuestras figuraciones literarias― hallará una valerosa, inesperada y ajustada apreciación, en especial en los trabajos dedicados a García Márquez, Vargas Llosa o Umberto Eco, ensayos que denotan que el trabajo crítico del profesor García Galiano es una tarea de libre disposición del espíritu. Libre, pero también una actividad de riesgo al entreverar la belleza literaria con la metafísica.
Ángel García Galiano
El fuego sordo
Lecciones de literatura contemporánea
Madrid, Xorki, 2013
