Obama lo sabía

esperanza spalding

 Obama dice que esta chica es una de sus cantantes favoritas, la contrata para una actuación en la Casa Blanca y consigue ponerla de moda. Quizás por eso, y por su grammy a la artista revelación, Esperanza Spalding consiguió llenar la sala Joy Eslava el domingo por la noche de pijos. Pijos progres que están a medio camino entre los caballos de La Martina y los pantalones remangados de los hipsters. Aunque no digo que sólo acudieran por el tirón que suponen las palabras de mister Obama, seguro que también había claros entendidos, pero la mezcla de rastas, polos, náuticos y gafas de pasta no deja de sorprenderme. ¡Hay que ver el target amplio de público que tiene esta chica!

También dicen que el jazz hay que verlo sentado, pero siendo una de las voces negras de moda presentando su nuevo disco, Radio Music Society, en Madrid, la sala  se vio un poco desbordada por el aluvión de público y la mayoría se tuvo que conformar con ver de refilón, entre columnas y coronillas, la leonina melena afro de Esperanza Spalding. A penas 27 años y ya tiene cuatro discos, a cual más diferente.

Pero ya nada más importa, en el momento que ella entra en el escenario se te pasan todos los males. Vestido blanco a media pierna, una brillante big band como complemento y una voz que acaricia. Su elegancia lo inundaba todo, hasta los bamboleos de cabeza y cadera de los que allí estaban destilaban estilo contagiados por ella. Casi dos horas de hipnótico jazz marcado por el bajo de la americana ahijada del artista anteriormente conocido como Prince, o el símbolo, o lo que sea.

 Para Esperanza Spalding no existen prejuicios ni condiciones a la hora de mostrar al mundo todas sus inquietudes, que incluyen el jazz más tradicional y el soul, pasando por toques latinos, música de cámara o todo lo que pasa por sus manos. Ella es como una esponja. Lo absorbe todo y consigue empapar a los que la escuchan.

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