‘Navidades Negras’: perspectiva de género sobre el terror clásico

Las protagonistas del remake de 'Navidades Negras'
Las protagonistas del remake de 'Navidades Negras'.
Nueva versión de la película Navidades Negras
Las protagonistas del remake de ‘Navidades Negras’.

Hace 45 años, el 11 de octubre de 1974, el cineasta norteamericano Bob Clark estrenaba en salas Navidades Negras, film ambientado en fechas habitualmente copadas de luz, color, azúcar y sonrisas de catálogo que, sin embargo, nacía decidido a golpear con saña aquel venidero mes de diciembre de mediados de los setenta, sustituyendo, en una jugada maestra, al clásico y barbudo Santa Claus, siempre sonriente y bonachón con los más pequeños, por un maníaco asesino dispuesto a violentar, sin piedad alguna, a un grupo de jovencitas de una fraternidad que, antes de regresar junto a sus respectivas familias para pasar el fin de año, decidían celebrar una gran fiesta de despedida.

El film de Clark, considerado a día de hoy un clásico de culto, sería actualizado por el también canadiense Glenn Morgan en el año 2006, recibiendo una pobrísima acogida tanto por parte del público como de la crítica especializada, apelándose a su casi inexistente imaginación en la reescritura del texto genuino y a su más que evidente y torpe efectismo en cuestiones de puesta en escena. El pasado viernes 13 de diciembre una nueva mirada sobre este clásico del terror navideño llegó a las salas de exhibición: bajo el mismo título que sus dos predecesoras, esta vez es Sophia Takal, cineasta y actriz norteamericana con tan solo dos films a sus espaldas como directora, quien ha tomado el relevo de Clark tras la cámara.

Ante la producción de una cinta de estas características, una gran pregunta, en letras mayúsculas y centelleantes, se ilumina en nuestras cabezas: ¿Era realmente necesario un segundo remake de una obra como la de Clark, tan difícilmente actualizable en muchos aspectos?

Han pasado 45 años desde que el film de Clark llegó a la salas. Sentados ahora frente al gran rectángulo blanco, no resulta muy difícil percibir que las cosas no se reciben ya de la misma forma: llegada la cuarta ola del feminismo, el rol que asumen los personajes en las ficciones audiovisuales, la manera que éstos tienen de actuar o de relacionarse entre sí, o las decisiones que el cineasta adopta respecto a cómo filmar -o no filmar- los cuerpos, pudiendo subrayar o evitar su sexualización, son cuestiones que, estando a la orden del día, han sufrido una más que evidente evolución.

El remake del clásico de Clark dirigido por Sophia Takal, tras el que se encuentra Bloomhouse Productions, madre de algunos de los films de horror más exitosos de los últimos tiempos –de Feliz día de tu muerte a Déjame Salir, pasando por las sagas Insidious, Sinister, La Purga o Paranormal Activity-, se suma de esta forma a toda una retahíla de remakes contemporáneos -véanse las recientes y fallidas Los CazafantasmasLos Ángeles de Charlieque, adoptando la perspectiva de género, tienen la más que loable pretensión de releer, desde las claves sociopolíticas actuales, grandes obras de otro tiempo que, precisamente por haber nacido en un contexto histórico diferente, fueron gestadas desde conciencias bien distintas; conciencias, a día de hoy, tantas veces cuestionables.

Versión genuina de la película Navidades Negras
Las protagonistas del film original de 1974, dirigido por Bob Clark.

Cine de género, perspectiva de género

El archiconocido “Test de Bechdel” es una de las herramientas, en lo que al análisis cinematográfico desde la perspectiva de género se refiere, que mayor relevancia ha adoptado en la última década. Este método, cuya invención es atribuida a Liz Wallace y que apareció por primera vez en Unas lesbianas de cuidado, cómic de Alison Bechdel publicado en el año 1985, tiene como pretensión evaluar si el guion de una película –aunque también es aplicable a otras manifestaciones artísticas, como series, novelas o cómics- cumple con los requisitos mínimos para evitar la brecha de género: ¿Aparecen en la obra al menos dos personajes femeninos? De ser así, ¿hablan entre ellos en algún momento? Y, en caso de hacerlo, ¿trata esta conversación de algo distinto a “un hombre”?

Esta pretensión tan habitual en la cinematografía contemporánea resulta, en muchos sentidos, más que plausible. Cabría cuestionarse, no obstante, si tras esta mirada supuestamente politizada no se esconde, en muchas ocasiones, un hambre voraz de taquilla, éxito, fama, nominaciones y alfombras rojas: creadores que tantas y tantas veces buscan situarse en la tendencia «adecuada», dentro de la más absoluta corrección política, para obtener con más facilidad el premio mejor dotado en la gala de turno.

Porque no debemos olvidar que, si bien el cine, aun sin ser punta de lanza de nada, tiene un enorme poder performativo a la hora de hacer del mundo un lugar mejor, no todo vale. O, al menos, no todo debería valer.

Trailer de la nueva versión de ‘Navidades Negras’.

Pelayo Sánchez

Escribidor busca perder el miedo a la página en blanco.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.