MÚSICA CON MAGIA: MAGA EN DIRECTO

Llevaba tiempo esperando volver a ver a Maga en directo. Mi último contacto con el grupo fue en noviembre, en la Sala Sol de Madrid en un concierto a medias de Miguel Rivera (el cantante de Maga) y  Ramón Rodríguez (de The New Raemon) y supo a poco. Por fin llegó el día, esta vez en Bilbao y coincidiendo con Carnavales. Maga y yo nos encontramos el sábado 5 de marzo en uno de los antros más conocidos del botxo: El balcón de la Lola, donde los sevillanos dieron el último concierto oficial de la gira «A la hora del sol«.

El balcón de la Lola es pequeño, muy pequeño, por lo que todos los que fuimos a escuchar a Miguel y a los suyos estábamos a un par de pasos del escenario. El concierto empezaba a las 9, pero entre teloneros (Diecisiete) y  descanso de después de los teloneros, Maga nos hizo mordernos las uñas hasta las 10 y pico. Y empezaron fuerte: con Harás y romperás. El público acompañaba: la mayoría se sabía las letras, pero las cantaba bajito, yo creo que por miedo a que, entre todos, tapásemos a Miguel, que estaba a escasos 10 metros de donde nos encontrábamos nosotros.

Pero Miguel no dejaba que tapásemos su voz, voz que sinceramente creo que es una de más bonitas del panorama musical español. El cantante no paraba de agacharse, de jugar con la guitarra y con los amplificadores. Si Harás y romperás marcaba el principio de hora y media de concierto, después le tocó el turno a Sal y otras historias.

Esto no paraba y la gente enseguida se olvidó de ese miedo absurdo de tapar a Miguel, que demostró que era imposible, y no dejaba de cantar, de bailar, de aplaudir y de sacar fotos. Los Maga hablaban con nosotros: nos preguntaban si en el norte conocíamos la mojama, porque así tenían la boca y pedían que les adelantasen los cubatas que tenían pensado tomarse a mitad del concierto. Si, pero no, Hasta despertar, Mar y La Balsa vienieron después.

Y mientras los temas se sucedían y Pablo Cabra a la batería, Javier Vega al bajo y la voz y guitarras de Miguel daban cuenta de que sabían lo que hacían, César Díaz al teclado hacía lo mismo “encerrado” en una de las jaulas de El balcón de la Lola, porque, como ya he dicho antes, este bar es un antro en toda regla y en los antros no pueden faltar ni las lentejuelas, ni las luces rojas, ni las barras, ni las jaulas.

El concierto del sábado fue un ejemplo de saber hacer, de cantar a ratos sin micrófonos y de demostrar que Maga sigue siendo un grupo que gana en directo. Sus discos pueden parecer lentos, pero nada que ver con los conciertos, donde, si quieres, puedes no dejar de bailar en hora y media (ahí es nada!).

Miguel daba las gracias continuamente porque el público se las sabe y lo demuestra, y él hace gala de esa voz tan marca de la casa y broméa con los disfraces del público: jirafas, ovejas, punkies, gangsters, leopardos y brujas que no paran de aplaudir. Y llegan los bises y el nerviosismo de siempre de “¿Saldrán o no saldrán?”. Vuelven a salir y la gente sabe que esto se acaba y se entrega todavía más. Pero es que Agosto esquimal no podía falta y no faltó, igual que no faltó ninguna: A la hora del sol enterito, de principio a fin, y también Des-pi-de  y también Astrolabios….

Y al final, pasó lo que tenía que pasar: se despidieron. Y lo hicieron en euskera:“Eskerrik asko, Bilbo. Agur”, dijeron, y nos quedamos allí, después del “y dormíamos tan juntos que amanecíamos siameses“ de Diecinueve. Se fueron y nos dejaron sabiendo que éste había sido un buen concierto y esperando al siguiente. Música con magia, eso es lo que hacen los magos de Maga.

Fotos: Nerea Fernández

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