Este libro no es muy bueno, por decir algo amable. Eso no significa que no puedas pasar un rato agradable mientras lo lees, yo lo hice, al igual que puedes pasarlo viendo fútbol o una película de acción. Sería un error grave por mi parte recomendártelo, pero como sobre gustos no hay nada escrito, una pequeña reseña te ayudará a tomar la decisión de echarle un vistazo o bien olvidarlo.Morir a los 27, la última novela de Joseph Gelinek (editada por Plaza & Janés), es un entretenido thriller en el que una emergente estrella del rock es asesinada tras un concierto en Madrid.
Todo se complica cuando Mark David Chapman, el asesino de John Lennon, se confiesa autor del crimen a pesar de llevar treinta años en prisión. El encargado de resolver el caso es el inspector Perdomo (también protagonista en otra novela de Gelinek), que recibirá la ayuda de una estrafalaria periodista musical.
Un libro fácil, de usar y tirar, al estilo de los best-sellers norteamericanos, con personajes que parecen sacados de una película cutre de Hollywood, desde el principal hasta el malo malísimo que bien podría haber salido en cualquier filme de James Bond. El autor toma prestados elementos estándar de libros de imitadores de John Katzenbach, Ken Follet, Stieg Larsson, y allá vamos. La idea no es mala, de hecho me parece bastante atractiva, pero la narración está llenísima de lugares comunes y expresiones trilladas.
De lo que no cabe duda es de que el novelista posee conocimientos de la Historia del rock y de la música en general. De hecho, Joseph Gelinek es un seudónimo bajo el que se esconde un pianista y musicólogo que no quiere dar su nombre real. Ahí radica el problema de Morir a los 27: el autor sabe de música, sí, pero de escribir no tiene ni idea. Con productos como éste, yo también usaría un alias.
No sorprendería su futura adaptación para la gran pantalla, pero mejor que no se dé el caso, juntar esto con el cine español sería demasiado.
