Miles de ‘yo’ en cada persona

Imagen del vídeo explicativo de 'La presentación de la persona en la vida cotidiana'
Imagen del vídeo explicativo de 'La presentación de la persona en la vida cotidiana'

«Venimos al mundo como individuos, logramos un carácter y llegamos a ser personas»

                                                                                                      Ervin Goffman

Imagen del vídeo explicativo de 'La presentación de la persona en la vida cotidiana'
Imagen del vídeo explicativo de ‘La presentación de la persona en la vida cotidiana’

En tiempos difíciles como la situación actual en la que nos encontramos debido al coronavirus, la lectura es una gran ayuda. Quizás ahora que estamos en confinamiento sea el momento de reflexionar y detenerse a pensar en quiénes somos y por qué somos así.

Libro 'La presentación de la persona en la vida cotidiana'
‘La presentación de la persona en la vida cotidiana’

La cita inicial pertenece a La presentación de la persona en la vida cotidiana (1959), donde Erving Goffman, considerado el padre de la microsociología debido a que realizaba estudios de interacción sobre grupos reducidos, aborda como tema principal la antropología social.

El libro se centra en el comportamiento de las personas, en cómo este cambia en función de lo que hacemos y lo que queremos que piensen de nosotros. Estos aspectos son tratados desde la perspectiva teatral, ya que Goffman entiende que el teatro es un modelo que nos permite comprender mejor la interacción humana en la vida social. Esta obra cuenta con numerosos tecnicismos, por lo que utiliza ejemplos para demostrar su argumento: que todas las personas tienen una máscara, sean conscientes de ello o no.

La idea principal es que una persona cualquiera ofrece su actuación y presenta su «papel» para lograr la aceptación de quienes están viendo su interacción. De esta manera, la persona se puede presentar a sí misma de una forma sincera, creyéndose lo que representa ante los demás; o bien de manera cínica, mostrando una máscara de lo que le gustaría ser, pero no de cómo es.

Para Goffman, las personas atribuyen un «sí mismo» al personaje, pero esta atribución es un producto de la escena representada y no una causa de ella. Es decir, se muestran de esa forma para causar una sensación determinada. La primera impresión es la más importante porque debes ser quien dices ser, por ello, el ‘actor’ —que es como Goffman entiende a los individuos—pretende controlar la impresión que los demás reciben —o lo que para el autor es el ‘auditorio’.—

Los individuos muestran al resto de personas una fachada que se caracteriza por una actuación determinada influida por una circunstancia concreta en la que se siguen unas normas establecidas. Por ejemplo, en un aula nos comportamos de una forma determinada, pero cuando salimos interactuamos con las mismas personas de una manera distinta. Asimismo, hacemos distinciones sobre el comportamiento que podemos adoptar según los individuos con los que nos encontremos. Por ejemplo, nuestras interacciones serán diferentes con un compañero de clase que con un amigo.

En su obra, Goffman también interpreta que los individuos actúan en equipo y se respaldan entre ellos. Es algo que realmente pasa desapercibido para la gran mayoría de las personas, pero sí que existe un protocolo que se lleva a cabo de manera inconsciente. Si un profesor discrepa de lo que está diciendo otro docente a sus alumnos, no se le interrumpe,  se suele esperar a que dicho profesor acabe o salga del aula para hacer un comentario, pero nunca infravalorando lo dicho por este anterior, debido a que pertenecen al mismo equipo.

El libro va más allá de los comportamientos humanos, de su origen y causa, da todo tipo de explicaciones profundizando siempre mediante la causalidad y lo que se pretende lograr con tal comportamiento. Para Goffman, las personas tenemos, por tanto, distintas facetas sobre nosotros mismos y al establecer una impresión concreta sobre cómo somos, podemos llegar a sentir confusión sobre el comportamiento que debemos adoptar porque no estamos seguros de cuál será más adecuado para «el papel que estamos representando».

Andrea Fernández

Me gusta la combinación del cuarto poder y el séptimo arte. Pero también el teatro, los libros, el arte, la música... cuando faltan las palabras, es ella quien habla.

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