Colgante de estilo Tutti Frutti
Entrar en el universo de Cartier significa introducirse en un mundo perfumado de arte preciosista. Más allá del lujo y la frivolidad que pueden transmitirnos las espectaculares joyas de la casa, la artesanía de su trabajo se sobrepone a cualquier prejuicio que podamos tener. La exposición se divide en seis bloques que repasan el proceso creativo y la evolución de su trabajo, desde el taller hasta su venta. Las tiaras de principios del siglo XX y el estilo Guirnalda muy influenciado por la Belle Epoque. El estilo moderno y el art déco con sus formas geométricas y abstractas plasmadas en curiosos broches y pitilleras. Las piezas Tutti Frutti de rubíes, zafiros y esmeraldas con motivos florales y selváticos son un ejemplo del estilo hindú que adaptó la casa y su pasión por Egipto queda plasmada en el uso de piezas auténticas así como fragmentos de cerámica azul.
Tampoco podían faltar algunas de las prestigiosas joyas que lucieron la Duquesa de Windsor, Wallis Simpson, la princesa Gracia de Mónaco o la actriz Elizabeth Taylor. Además de algunas prestadas por la casa real española como la diadema estilo Guirnalda que regaló el Rey Alfonso XIII a la Reina Victoria Eugenia en 1920 y que hoy día luce la Reina Sofía en algún evento oficial.
Elizabeth Taylor con el colgante de rubíes que le regaló su tercer marido Mikel Todd.
La labor de la firma se ve proyectada en las paredes de la muestra a través de imágenes del contenido de sus cuadernos de bocetos y dibujos que hoy se encuentran en los archivos de la casa. Esta selección que ha llevado a cabo el museo pertenece a la Colección Cartier, una compilación que va desde sus primeras joyas, relojes u otros objetos de finales del siglo XIX hasta aquellas de la última década del siglo XX. La exposición que ya ha pasado por otros museos de fama internacional se encuentra en el Museo Thyssen hasta el 17 de febrero de 2013.
