//

Los odiosos ocho: «tarantinesco» en estado puro

(L-R) KURT RUSSELL, JENNIFER JASON LEIGH, and BRUCE DERN star in THE HATEFUL EIGHT. Photo: Andrew Cooper, SMPSP © 2015 The Weinstein Company. All Rights Reserved.

grande

(¡Atención! Este artículo contiene destripes).

Los odiosos ocho es un homenaje de Tarantino a sí mismo, aunque en esta ocasión no aparece sino en el papel de narrador, y a toda su carrera como director.

La última entrega del célebre estadounidense se presenta como western, pero transgrede los límites del género añadiendo elementos de suspense y comedia negra.

Ocho odiosos que protagonizan la octava película del creador del «southtern«, en cuya trama podemos identificar el whodunit y casi todo el argumento en un único escenario al estilo de Reservoir Dogsel antihéroe de Pulp Fiction, la mujer oprimida que resulta ser la villana de Jackie Brown, la carrera por matar antes de ser asesinado de Kill Billlas víctimas convertidas en asesinas sádicas de Death Proofel inocente transformado en verdugo de Malditos bastardosy el negro liderando una venganza personal contra el racismo de Django desencadenadoademás de diversas correlaciones típicas del universo tarantinesco.

Tarantino vertebra cada película con la maestría de un cirujano que reconstruye un cuerpo cubierto de sangre, hilando cada elemento con suma brillantez para que el conjunto resulte una explosión de imágenes, melodías, diálogos y transiciones que apabullan nuestros sentidos.

Ya en la primera escena podemos advertir tras la ventisca a un hombre crucificado, que bien podría tratarse del hijo del general Sandy Smithers (Bruce Dern), Chester, asesinado brutalmente por el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson).

El director esculpe elementos simbólicos que envuelven la trama y la deslumbrante actuación de los odiosos ocho, tales como los de la secuencia del camino hasta la mercería de Minnie, que constituyen la puesta en escena y la entrada de lleno en la película: un caballo negro y otro blanco que arrastran el carro en el que viajan cuatro de los odiosos ocho, que resoplan al compás mientras luchan por su vida en la carrera por llegar a Red Rock.

 

fotonoticia_20151207122348_1280

 

Los momentos cómicos que aportan un cariz tan particular, con el nombre y apellidos del genio de Knoxvilleestriban en aspectos como la delicadeza y admiración que profesan algunos odiosos por la supuesta carta que posee el mayor Warren de Abraham Lincoln, las escenas surrealistas plasmadas con la cotidianeidad de quien amanece cada mañana, como asesinos enfrentados entablillando la puerta de la mercería en parejas, o la canción interpretada por Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), cuando John Ruth (Kurt Russell) se decide a quitarle la esposa que la mantiene unida a él. A través de la melodía, la única odiosa de la película vaticina que el verdugo (Tim Roth) ha envenenado el café, y se jacta de la venganza que está a punto de acometer contra su castigador.

En Los odiosos ocho, Tarantino incluye una justificación del porqué de ocho villanos y ningún héroe, en el momento en el que John Ruth arremete contra Joe Gage (Michael Madsen)quien alega estar viajando para visitar a su madre, mientras que el general Sandy Smithers consigue eludirlo al afirmar únicamente que es un hombre de guerra, dando a entender que en esta vida hay que ser odioso para ser respetado.

Por otra parte, el director nos muestra en contados instantes algún valor positivo de los odiosos, como la condescendencia de Ruth con Domergueparadójicamente antes de ser encañonado por esta, o la compasión de Chris Manix (Walton Goggins) al no disparar a Gage por estar desarmado.

La música de Ennio Morriconequien ha escrito una partitura original diseñada con tino para este largometraje, casa a la perfección con la puesta en escena y le ha valido el Globo de Oro a la mejor banda sonora. Los odiosos ocho está nominada a los Oscar en esta misma categoría, además de mejor fotografía y mejor actriz de reparto en el caso de Jennifer Jason Leigh.

 

original

 

 

 

 

Raquel Castejón Martínez

"La objetividad del periodista no existe. Más bien éste debe tender a una subjetividad desinteresada. Corresponde al lector establecer la distinción."
(Beuve-Méry)

Deja una respuesta

Your email address will not be published.