Los entramados de la política son difíciles y siempre complicados pero ¿hasta qué punto están dispuestas a llegar algunas personas para conseguir su objetivo? Ryan Gosling es el protagonista de este thriller político en el que da vida a al cerebro de la campaña a la presidencia por el partido demócrata de Mike Moorris (George Clooney). El director y actor dirige con maestría a un Gosling magnífico en su actuación. Por otro lado encontramos a la reina pelirroja de True Blood, Evan Rachel Wood, ella es la becaria que trabaja en la campaña de Clooney y que desencadena el drama en el film. El elenco de secundarios desde Philip Seymour Hoffman y Paul Giamatti hasta Marisa Tomei y Jeffrey Wright se lucen tanta como el propio Gosling en cada una de sus escenas.
La elegancia en las películas que ha dirigido Clooney ha sido siempre una constante y en Los idus de marzo desplega todo su encanto como cineasta y también como actor, compitiendo con Gosling en a quién le queda mejor el traje. Gosling está igual o mejor de bien que en Drive y toma todo el protagonismo de la historia, siendo su personaje el que sufre un proceso de cambio de principio a fin dando un valor muy importante a la película.
El film, que quizás sea más thriller que político, nos mantiene en vilo hasta el final y además no entra en cuestiones obvias dejando que el ritmo pausado nos permite respirar entre escena y escena.
Cuando Clooney planteó la película en 2008 la sensación general con Obama como presidente era de mucho optimismo, al año siguiente ya se habían dado los suficientes problemas como para recuperar la idea de la película de nuevo. Clooney nos desvela los entresijos del poder, nos habla del cinismo de la política y no deja títere con cabeza para mostrarnos hasta qué extremos se puede llegar con tal de alcanzar el éxito. Dignidad, venganza e integridad son palabras que se mezclan para dejarnos ver un panorama político en el que bien haría falta un George Clooney como presidente para mejorar la situación.
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