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Los fantasmas de la capital

La oferta cultural que ofrece Madrid es de sobra conocida, sus museos, su historia o sus teatros son algunos de los atractivos que convierten a la capital española en la ciudad más turística de nuestro país. Pero existe un Madrid algo desconocido, un Madrid de lugares misteriosos. Estos son algunos ellos, en los que residen los fantasmas de la capital.

El Palacio de Linares, más conocido como la Casa de América, está situado en el Paseo de Recoletos nº 2. Es uno de los lugares más emblemáticos en el campo del misterio por su supuesta actividad paranormal. Los reportes vienen sucediéndose desde su restauración en los años 90, y numerosas personas han relatado oír voces de una niña. Esta niña responde al nombre de Raimundita. Fruto de una relación incestuosa entre José, hijo del marqués de Linares y Raimunda, una cigarrera, ambos hermanos por parte de padre, se dice que la niña vaga por el palacio, y quienes hoy visitan este lugar, pueden llegar a oirla e, incluso, verla.

La Casa de las Siete Chimeneas. En el céntrico barrio de Chueca, situada en la Plaza de Rey nº1, la hoy sede del Ministerio de Cultura y lugar de residencia en el s. XVI del capitán Zapata y Elena, su esposa, guarda una de las historias de fantasmas más tristes de Madrid. Cuando el capitán murió en la guerra de Flandes, ella falleció a su vez, pero su cadáver nunca fue encontrado. Se dice que todavía puede verse una fantasmal figura femenina lamentándose y vagando por la noche entre las chimeneas del tejado, o asomándose a las ventanas del inmueble, esperando el regreso de su amado.

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. De sobra es conocido este museo, pero pocos saben que en sus comienzos, este edificio fue un albergue que posteriormente se convirtió en el Hospital General. Fue inaugurado en el s. XVIII por Carlos III. En los primeros años de existencia del hospital, Madrid se vio afectada por una enfermedad virulenta, que asoló la ciudad, causando miles de muertos. El centros se saturó, provocando que sus sótanos sirvieses como cementerio. Durante las obras de acondicionamiento en los años noventa, se descubrieron numerosos restos humanos, de ahí que varios empleados del museo hayan denunciado apariciones, objetos que se mueven solos y fenómenos inexplicables sobre ,todo los guardas del museo.

Ministerio de Asuntos Exteriores. Este edificio está situado en la Plaza de la Provincia. En sus orígenes fue la cárcel de la Corte en el s. XVII y en sus calabozos se torturaba a los presos. Los vecinos dicen escuchar gritos y lamentos de los torturados, e incluso los grilletes de los que allí estaban encarcelados, provenientes del centro.

Iglesia de San Ginés. Este lugar santo en la calle Arenal nº 13 está marcado por una historia que data del año 1353. Según cuenta la leyenda, un grupo de asaltantes entró en la iglesia y degollaron a un anciano que se encontraba allí rezando. Desde entonces, se dice que el espíritu del decapitado merodea por la iglesia clamando venganza. Otro dato a añadir es que, hasta hace recientemente poco tiempo, se podía ver en una de sus capillas, a los pies de la virgen, un cocodrilo disecado, el cual fue retirado debido a la ingente afluencia de público que acudía al templo sólo para verlo.

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Palacio de Cañete. Se sitúa en la Calle Mayor nº 69, originariamente fue la residencia de los gobernadores de la villa, y data del s. XVII. Su historia macabra comienza cuando en 1654 encuentran el cadáver del marqués, propietario de la finca, atravesado por una espada, tras una reunión con el clérigo de la capital. Desde entonces se han sucedido todo tipo de sucesos paranormales: apariciones, velas que se encienden y apagan solas, ruidos de cadenas y voces. Como dato curioso, añadir que aunque el clérigo fue condenado a muerte acusado del asesinato del marqués, años más tarde fue un antiguo criado del mismo el que confesó el crimen en su lecho de muerte.

Inmueble de la calle Ayala. Actualmente es un chalet contiguo a un bloque de edificios situado en el número ciento veintiséis de la calle Ayala, ahora convertido en unas oficinas. Desde la década de los ochenta, tanto ocupantes del inmueble como vecinos, no han parado de escuchar golpes contra los muros, gritos, objetos que se rompen, lamentos y sonidos extraños. Según los vecinos, el causante es el espíritu de un sacerdote que murió allí de forma repentina, cuando el lugar aún funcionaba como una casa de citas.

Calle del Barbieri. Antaño llamada la Calle del Soldado, su nombre actual proviene de un hecho acontecido en el s. XVII. Un militar de las Guardias españolas se enamoró de una muchacha llamada Almudena Goutili, y también de su fortuna. Esta lo rechazó alegando que quería tomar los hábitos para hacerse monja e ingresar en el convento del Caballero de Gracia. Esto no agradó al militar, por lo que planeó una venganza contra ella.

La víspera al ordenamiento de Almudena, él la acorraló en una calle y la decapitó, envolviendo después la cabeza en una tela y dejándola como ofrenda en el convento, para horror de las monjas. El remordimiento hizo que el militar confesase el crimen y fuese condenado a la pena máxima. Hoy en día, muchos dicen que su espíritu aún merodea por la Calle del Barbieri.

Marqués de Monasterio. En la década de los noventa, el inmueble situado en la calle Marqués de Monasterio nº 10 se hizo célebre por los numerosos testimonios que argumentaban las apariciones espontáneas de objetos, muebles que se desplazaban solos, ruidos y voces extrañas. Tal era la actividad, que un equipo de parapsicólogos acudió al lugar para estudiarlo, y todo parecía indicar que los fenómenos extraños estaban provocados por una sesión de ouija que se realizó años atrás en el edificio.

La Plaza Mayor. Son muchos los que pasean por esta plaza, pero pocos los que saben para que fue usada en el pasado. Antiguo escenario de tortura y ajusticiamiento de infieles por parte de la Inquisición, los vecinos avivaron los rumores de que por las noches podían oírse los gritos de los condenados a muerte.

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Jorge Salvador Ramiro

Estudié historia del arte en la UAM por pura devoción, me enamoré del cine con películas como El tercer hombre o Cinema Paradiso, de la literatura a través de libros como Buenos Presagios o La conjura de los necios y de la música con grupos como Led Zeppelin o The Chieftains.
¿Que valor tiene la cultura cuando la experiencia no nos comunica con ella?

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