Si ayer nos sorprendía la noticia del fallecimiento de la autora Nelle Harper Lee (Alabama, EE. UU., 1926), ganadora del premio Pulitzer en 1961 por Matar a un ruiseñor, esta madrugada nos cogía por sorpresa la muerte de Umberto Eco, autor de El nombre de la rosa, convirtiendo este fin de semana en uno de los más tristes para el mundo de las Letras.
Ambientada en los años 30, la novela de Harper Lee cuenta la historia de Atticus Finch, un abogado de Maycomb (pueblo imaginario de Alabama) que asume la defensa de un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca, narrada desde el punto de vista de su hija Scout.
A pesar de los esfuerzos que llevaron a cabo varios movimientos sociales para prohibir el libro (recordemos que no fue hasta cuatro años después de la publicación de la obra, en 1964 con la aprobación de la Ley de Derechos Civiles, cuando se abolió la segregación racial), fue tal su éxito que en 1962 fue adaptado al cine con los actores Gregory Peck, Robert Duvall y Brock Peters, bajo la dirección de Robert Mulligan, consiguiendo un año después tres estatuillas en los premios Oscar.
Harper Lee, amiga de la infancia Truman Capote, no pudo soportar la gran acogida que tuvo su libro, por lo que decidió dejar de escribir y de conceder entrevistas retirándose en Monroeville, su localidad natal, donde fallecía ayer a los 89 años en una residencia. Pero la autora volvió a estar en boca de todos el año pasado con la publicación de Ve y pon un centinela, precuela de Matar a un ruiseñor que llegaba a nuestras estanterías cincuenta y cinco años después del clásico que ha vendido más de 30 millones de ejemplares y ha sido traducido a más de 40 idiomas.
Pero como decíamos al principio, esta mañana nos levantábamos con la noticia del fallecimiento en Milán de Umberto Eco (Alessandria, Italia, 1932), un intelectual humanista además de escritor, filósofo, semiólogo, profesor y experto en comunicación.
Aunque publicó su primer libro en 1968, no alcanzó la fama hasta 1980, año en el que se publicó su novela más conocida, El nombre de la rosa, que ha sido traducida a más de cien idiomas y lleva vendidos más de 40 millones de ejemplares. Seis años después de la publicación de esta novela, Jean-Jacques Annaud fue el encargado de dirigir la película que protagonizaron Sean Connery y Christian Slater.
El autor de novelas de gran éxito como El péndulo de Foucault (1988), Baudolino (2000) y El cementerio de Praga (2010) siempre estuvo muy involucrado en la vida política y cultural italiana, pues tras denunciar los excesos de Silvio Berlusconi decidió dejar de publicar con la editorial que este controla (nacida de la fusión de Mondadori y Rcs) y creó junto a un grupo de escritores la editorial La nave di Teseo en 2014.
El ganador del premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el año 2000 fue siempre crítico con los medios de comunicación (ya en 1964 analizó sociológicamente la comunicación de masas en su libro Apocalípticos e integrados). De hecho, el último libro publicado de Umberto Eco es Número Cero (2015), novela que analiza el estado del Periodismo actual. La historia se centra en la redacción de un periódico creado en 1992 para desinformar y manipular la información a través de lo que el autor llama la “máquina del fango”: “una forma de deslegitimación del adversario mostrando aspectos secretos de su vida” para crear así una sombra de sospecha.
También criticó en sus últimos años la repercusión de las redes sociales y de Internet pues, a pesar de ser defendidos por unos como un avance, él defendía que gracias a estas herramientas se había producido “la invasión de los idiotas”.
Umberto Eco fallecía durante la noche del viernes a los 84 años en su casa, tras perder la batalla contra el cáncer.
Ambos autores permanecerán para siempre con nosotros entre las páginas de sus libros.
